¡Lunes es revolución al rojo!

La misma sala donde está la obra de Jesús Ruiz Durand comparte con dos obras de Cholita chic, “La revolución de las ñustas” y “La última heredera de Atahualpa”, los cuerpos de la América morena con los tonos de la psicodelia y el arte pop reivindican las temporalidades indígenas y sus revueltas anticoloniales. Leo ñustas y Atahualpa y recuerdo los fragmentos de Silvia Rivera Cusicanqui, ¿qué pasa si el imperio español empezó a caer con las revueltas de Túpac Katari? ¿Qué tiempos de revueltas habitamos en nuestra América? ¿Qué octubres rojos despiertan con los ladridos de los kiltros matapacos?

por Nicolás Román

Imagen / La revolución de las ñustas del Colectivo Cholita chic en la exhibición Lunes es revolución. Fotografía cortesía de Nicolás Román.


El barrio República está vacío, irreconocible de su otrora constante ajetreo entre carritos, estudiantes y vendedores con mantas; ahora, primaveral y con el viento tibio en las mansiones de la burguesía de fines del diecienueve, que lucen como dinosaurios altivos con sus fachadas teñidas de blanco. El Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA) no es la excepción, salvo por su diseño más oscuro y su pasado, igual de oscuro. Su aspecto alberga una historia conflictiva, de ser sede del Centro de Estudios Humanístico de la Universidad de Chile en 1976 pasa a ser un centro de la CNI, posteriormente es recuperado para albergar la colección de arte en apoyo a la UP y la resistencia a la dictadura.

Alguna vez me perdí acá mismo de una exposición de Teresa Margolles que había colgado de la fachada de la casa abandonada vecina del MSSA un lienzo que decía “El capital te culea”[1] en letras acrílicas rojas, ahora no me perdería la oportunidad de ver a Cholita chic y Jesús Ruiz Durand en una expo titulada Lunes es revolución[2]. De primera, el nombre me sonaba a una película de trabajadores portuarios españoles, Los lunes al sol, donde Javier Bardem era un astillero parado por la desindustrialización. Los lunes al sol o “san lunes” están puestos en la mira del título de la exposición donde se recupera el aspecto lúdico y libertario de las protestas contra el trabajo -ojo, contra el trabajo, no solamente contra el capital- tal como lo argumenta Paul Lafargue en Elogio a la pereza[3]. Sin embargo, no es la única muestra que tiene actualmente el museo. En el primer piso y en el subsuelo, se exhiben obras de la colección organizadas en torno al rojo -hermoso, pensé cuando entré, octubre rojo; Potemkin, negro matapacos, asaltos al palacio de invierno, revuelta, primavera, rojo. Rojo es el color desde donde se reflexiona en estas obras, desde algunos grabados de la Unión Soviética, pasando por Guillermo Núñez hasta una obra construida en solidaridad con la UP, Homenaje rojo, del sueco Leif Bolter, que está al centro del primer piso como el corazón mecánico anidado al centro de la exposición.

Rojo y Lunes es Revolución se me hicieron dos capítulos de la revolución proletaria y la batalla cultural. En Rojo está Nemesio Antúnez que recuerda La Moneda ensangrentada, el rojo de la bandera rossa de los partisanos italianos y el octubre rojo de los grabados que tienen a Lenin en las proclamas de octubre, su octubre rojo, que resuena en nuestro octubre rojo. Obras de cosmonautas, banderas y homenajes a la historia proletaria ensangrentada con el rojo del coraje y la sangre de quienes lo único que tienen para perder son sus cadenas. Aunque, por mucho que se reivindica esa épica, el rojo tiene el silencio de la fuerza y la proximidad del mausoleo; rojo de rabia, rojo de pena, rojos los ojos de llanto. El primer piso y el subsuelo se tiñen de rojo, cálido, embravecido, tibio y acogedor. Recuerdo de las revueltas, homenajes y revoluciones, testimonio de un siglo pulsado por la lucha de clases y cerrado con la destitución del poder de las utopías rojas por el martillo estentóreo de la bestia del capital.

Lunes es revolución, ¿rojo? ¿el legado de octubre?, ¿cuál de los dos? La propuesta curatorial de la exposición del piso superior contrasta y polemiza con las obras exhibidas en el primer piso. El rojo orgulloso de la revolución le cede espacio a los colores de la revueltas con las obras del colectivo Cholita chic y las texturas de las cuerpas con las Coin cunts[4] de Suzanna Scott. Los años han pasado y la simetría de las banderas rojas erguidas como el polo de las revoluciones dan paso a los cuerpos, los colores y las reivindicaciones contra los sistemas de sujeción, el ecocidio, la violencia patriarcal, la violencia rural y las diversas formas de la precarización del trabajo a la orden del capitalismo global.

 

Suzanna Scott, Coin Cunts, 2015-2018. Créditos fotográficos: Benjamín Matte, MSSA.

 

Lunes es revolución tiene hitos notables en su exhibición, desde dos pinturas de Matta enfrentadas, ambas de grandes dimensiones: Hagámosnos la guerrilla interior para parir un hombre nuevo (1970) y Fango original. Ojo con los desarrolladores (1972). También obras de los años sesenta con la pregunta rectora sobre cuál es el destino de la revolución en el continente: El arte de América Latina es la Revolución del artista argentino Luis Felipe Noé.  Mi intención de ver la exhibición era encontrarme de nuevo con los afiches de la reforma agraria peruana de Jesús Ruiz Durand. Al mejor estilo de la psicodelia andina, Durand reivindica en sus imágenes el protagonismo de los hombres y las mujeres rurales. Coraje, brillo y rosado sintético, los colores eléctricos de la revuelta campesina que colorean el inveterado grito revolucionario: “la tierra para quien la trabaja”.

 

Afiches pertenecientes a la serie sobre la Reforma agraria peruana del artista Jesús Ruiz Durand, realizados entre 1968 y 1973. Créditos fotográficos: Benjamín Matte, MSSA.

 

La misma sala donde está la obra de Jesús Ruiz Durand acoge a dos obras de Cholita chic, La revolución de las ñustas y La última heredera de Atahualpa, en que los cuerpos de la América morena con los tonos de la psicodelia y el arte pop reivindican las temporalidades indígenas y sus revueltas anticoloniales. Leo ñustas y Atahualpa y recuerdo los fragmentos de Silvia Rivera Cusicanqui, ¿qué pasa si el imperio español empezó a caer con las revueltas de Túpac Katari? ¿Qué tiempos de revueltas habitamos en nuestra América? ¿Qué octubres rojos despiertan con los ladridos de los kiltros matapacos? Cómo se despiertan los cuerpos de las ñustas en su revuelta de arte descentrado, colectivo, popular, punki cumbiero, ¿el arte contemporáneo tiene que ser limpio, luminoso y con edulcorante o va a ser popular, irreverente y abigarrado?, ¿cuántos mundos habitan esos cuerpos y de cuántas revueltas posibles pueden ser protagonistas?

De Durand a las Cholita chic, colectivo anónimo, ariqueño-andino, no hay un camino lineal ni una propuesta orgánica roja, al estilo de los rojos y sus banderas que habitan en nuestros recuerdos vintage del asalto al palacio de invierno y la gesta soviética. Las Cholitas chic tienen las caras morenas y también las capuchas negras e incendiarias. ¿Por qué no está la Yeguada Latinoamericana en esta exhibición? No lo sé, cuáles son las revueltas de octubre que se avecinan, menos idea tengo; ¿cuáles son las preguntas que nos hacemos desde la izquierda roja sobre los cuerpos, los colores y los pueblos alzados contra el capital? Tampoco sé cuáles son esas preguntas ni menos sus respuestas, ¿son compatibles las revueltas con las revoluciones o a esta altura son más la coincidencia improbable y forzada de la acumulación de las fuerzas de la historia? No creo que el arte tenga las respuestas sobre la política, ni tampoco que la política sea la patrona del arte, pero en el decurso del rojo a la pigmentación andina, desde Rojo hasta Lunes es revolución, se abre un nuevo campo de expresión social de la revuelta y su ruptura. Una nueva sensibilidad festiva, rupturista y plural -popular- que más vale sea expresada en los términos de la política de izquierda para destemplar el silencio estridente al que nos tiene acostumbrado el Estado y su monserga monocromática de responsabilidad, colonialismo, patriarcado, orden y rectitud.

 

Algunas coordenadas

Rojo. Colección del MSSA
Curaduría: Daniela Berger y Caroll Yasky
Exposición abierta durante todo 2021

Lunes es Revolución
Curaduría: Soledad García S.
Exposición abierta a partir del 6 de septiembre de 2021

Museo de la Solidaridad Salvador Allende
Av. República #475, Santiago de Chile
Teléfono +56 2 2689 8761
Abierto de martes a jueves de 10 a 18 horas, y de viernes a domingo de 11 a 19 horas
http://www.mssa.cl/

 

Notas

[1] “Teresa Margolles en el MSSA: la violencia de la desigualdad en Chile”, https://www.mssa.cl/noticias/teresa-margolles-en-el-mssa-la-violencia-de-la-desigualdad-en-chile/

[2] “Lunes es revolución, nueva exposición en mssa”, https://www.mssa.cl/noticias/lunes-es-revolucion-nueva-exposicion-en-mssa/

[3] Paul Lafargue, “El derecho a la pereza”, Con el sudor de tu frente, Compilado por Osvaldo Baigorria, (Buenos Aires: Interzona, 2014)

[4] La obra hace un juego de palabra entre coño y monedero, “Coin cunt”, Suzanna Scott, https://suzannascott.com/projects/coin-cunts

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Doctor en Estudios Latinoamericanos y parte del Comité Editor de revista ROSA.