Arte digital, catástrofe y poshumanismo

Mundo interior // backup v3.1 de Brian Mackern es todo lo contrario, las ficciones sobre lo humano no se agotan en esa dimensión común de la carne y los cuerpos o la finitud de los procesos orgánicos: la dulce quietud de la muerte. La cultura no es orgánica, sale de la materia, pero como las palabras salen de la boca, trabadas, torcidas, enredadas en medio de los cuerpos y los códigos. Puede ser que hay angustia porque hay lenguaje, la palabra contiene esa separación de los cuerpos humanos con la materia, la materia y los códigos en esta obra corren por sus propios caminos.

por Nicolás Román

Imagen / Brian Mackern de la exhibición “Mundo interior // backup v3.1”. Fotografía cortesía del autor.


Desde hace unos años a esta parte vengo pensando, leyendo y conversando sobre los vínculos de los humanos con los animales no humanos, sus relaciones, su copresencialidad y la dimensión común en la que se encuentran. No pensaba escribir esto: “desde hace años”, pero es así, los años pasan y lo animal fue ese interior desterritorializante de las fronteras de la humanidad que urge por la inscripción en la tierra -a la Deleuze- de las creaciones de la cultura. La lengua, la palabra y el cuerpo dirigidos hacia la vida inmanente, palpitante, ahogada o angustiante y, ahí donde hay angustia es porque hay deseo, y si hay deseo hay vida ¿o no?

Mundo interior // backup v3.1 de Brian Mackern es todo lo contrario, las ficciones sobre lo humano no se agotan en esa dimensión común de la carne y los cuerpos o la finitud de los procesos orgánicos: la dulce quietud de la muerte. La cultura no es orgánica, sale de la materia, pero como las palabras salen de la boca, trabadas, torcidas, enredadas en medio de los cuerpos y los códigos. Puede ser que hay angustia porque hay lenguaje, la palabra contiene esa separación de los cuerpos humanos con la materia. La materia y los códigos en esta obra corren por sus propios caminos, el lenguaje en otra dimensión -en esta obra de Mackern- fluye por los meandros de sus propias aguas virtuales. Neones, glitch, gifts se presentan en la muestra como fósiles digitales, códigos rotos, autónomos, devenidos una poesía ominosa para la escucha convencional que, desde la virtualidad, nos lleva a una dimensión horadada por el lenguaje que nos hereda la ruptura, el vacío, la inercia y la estática.

 

Brian Mackern la exhibición “Mundo interior // backup v3.1”. Fotografía, cortesía del autor.

El lenguaje autónomo en esta obra intermedial muestra la naturaleza del código, las máquinas y las interfaces digitales, nos muestra una ruina del arte, un proyecto del pasado que pensaba un futuro perdido. La muestra es una caja negra de desastres desconocidos donde el arte emerge como testigo, fósil digital, imagen dialéctica, ensamblaje inestable entre imágenes, luces y sonidos, ceros y unos.

Quizá, después de ver la obra de Mackern me siento inquietamente tranquilo, por fin entiendo la paz del ruido blanco y el sentido incomprensible de las horas que pasa esa cinta sonora digital en mis audífonos mientras leo, trabajo o “me desconecto”. La reverberación de esos sonidos sin forma, ese lenguaje sin palabra es el código de lo virtual -y vuelvo a la jerga deleuziana- una tierra digital, un planeta de alambraje, un alma inerte que se calienta por la electricidad que se agita dentro de los cables.

Se avecina un futuro de millones de artefactos eléctricos y universos digitales autónomos si se produce el apagón antropogénico -si así podemos llamar a la extinción humana- cuando se apague ese fuego fatuo de la razón instrumental que depreda el planeta. El planeta vivo y ese lenguaje de códigos binarios, algoritmos y secuencias digitales estarán más allá de la consciencia. Ese sonido ominoso y ese destello de imágenes de Mundo interior vuelve como lo reprimido, un sonido vacío -más allá de lo humano y lo animal- que nos devora desde dentro.

Vivimos en una sociedad donde este sonido, fósil digital, es inaudible porque estamos en una sociedad saturada de códigos de los que escasamente extraemos el significado que nos remarca la imposibilidad de nombrar lo real y el olvido por la pregunta que lo interpela. En fin, más allá de lo humano está también el lenguaje con una paradójica fertilidad que hoy se vuelve impotente en la debacle de la técnica humana contra la naturaleza. En Mundo interior // backup v3.1 de Brian Mackern suena el sonido infinito del final prometido en nuestro presente donde la creatividad del lenguaje parece un ruido envolvente, como lo propone un epígrafe de La Tempestad de Shakespeare de la exposición: “No temas, la isla está llena de ruidos”.

 

Brian Mackern la exhibición “Mundo interior // backup v3.1”. Fotografía, cortesía del autor.

COORDENADAS

MUNDO INTERIOR // BACKUP V3.1
ARTISTAS
Brian Mackern. Mercedes (Uruguay), 1962
CURADORES
Valentina Montero. Santiago (Chile), 1973
19 de agosto – 22 de enero de 2022 / MAC Parque Forestal – Sala 14
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Doctor en Estudios Latinoamericanos y parte del Comité Editor de revista ROSA.