Marzo del 2020 y la clase profesional-administrativa

Esta crisis está revelando lo importante que es en realidad la distinción entre trabajo mental y trabajo manual. Nosotros, los trabajadores del conocimiento de la PMC que trabajan en la academia, el periodismo, la tecnología, etc., podemos hacerle caso al #QuédateEnCasa, pero hay millones de trabajadores de “primera línea” en sectores con bajos salarios en sectores claves de servicios, salud, provisión de alimentos, cuidado, que o han sido despedidos o declarados “empleados esenciales” para que la sociedad siga funcionando. La mayoría de estos trabajos son “manuales” en el sentido de que, de hecho, tienen que mover cosas materiales o personas – ya sean niños, pacientes, cultivos, estantes de supermercados, o camiones.

Por Matt Huber (traducción de Pablo Contreras)

Artículo original: March 2020 and the Professional-Managerial Class

Imagen / Electricista trabajando durante la cuarentena en Escocia. Fuente: Flickr.


Se hace cada vez más evidente que marzo del 2020 es un mes histórico por muchas razones. Una de ellas, aunque relativamente de menor importancia, es que ha reivindicado la importancia de la PMC (clase profesional-administrativa, del inglés Professional-Managerial class). El gran debate en torno a la PMC tuvo su peak en el otoño del hemisferio norte el 2019[1],  cuando las peleas entre los seguidores de Elizabeth Warren y Bernie Sanders llegaron a su punto más álgido. Y, aunque algunos[2] niegan la importancia de este concepto en el análisis de clases, pareciera que marzo del 2020 ha hecho más evidente que nunca por qué este concepto es importante para entender las dinámicas de clase y políticas en el capitalismo contemporáneo.

En primer lugar, la economía de la pandemia intensifica la real división entre la PMC y la clase trabajadora. La definición de la PMC de Barbara y John Ehrenreich[3] hace hincapié en que el “trabajo mental” es una de las diferencias claves que esta clase tiene con la “clase trabajadora”, que tienden a tener empleos más basados en el trabajo manual (coincidentemente, Nicos Pulantzas también argumentó[4] que el trabajo “mental” es la diferencia clave de su versión de la PMC: lo que llama la “nueva pequeño burguesía”).

Esta crisis está revelando lo importante que es en realidad la distinción entre trabajo mental y trabajo manual. Nosotros, los trabajadores del conocimiento de la PMC que trabajamos en la academia, el periodismo, la tecnología, etc., podemos hacerle caso al #QuédateEnCasa. Pero hay millones de trabajadores de “primera línea” en sectores con bajos salarios en sectores claves de servicios, salud, provisión de alimentos, cuidado, que o han sido despedidos o declarados “empleados esenciales” para que la sociedad siga funcionando. La mayoría de estos trabajos son “manuales” en el sentido de que, de hecho, tienen que mover cosas materiales o personas – ya sean niños, pacientes, cultivos, estantes de supermercados, o camiones.

Este artículo del New York Times ilustra[5] la división entre capitalistas, la “clase media” PMC, y la clase trabajadora:

“[…] se está desarrollando rápidamente una especia de sistema de castas de la pandemia: los ricos refugiados en sus propiedades de vacaciones; la clase media abandonada en casa con niños inquietos; la clase trabajadora en la primera línea de la economía, presionada hasta el límite por las demandas del trabajo y la crianza, si es que acaso tuvieran aún trabajo.”

En segundo lugar, aunque parece que fue hace mucho tiempo, en las primarias presidenciales del Partido Demócrata del 3 de marzo y las que la siguieron, la PMC votó masivamente por Joe Biden. Aunque no hay datos de encuestas a pie de urna sobre ingresos, y “educación” no es una clase en ningún sentido marxista del término, los Ehrenreichs asocian el auge de la PMC con la masiva expansión de la educación superior y la economía del conocimiento. Biden ganó fácilmente[6] entre los votantes con títulos universitarios (y los votantes con títulos universitarios de Elizabeth Warren, Michael Bloomber y Joe Biden suman un 63% contra el 25% que votó por Bernie Sanders). Confusamente, Biden también ganó los votantes sin títulos universitarios con 38% contra el 33% de Bernie – señal de que la campaña de Bernie es ella misma más PMC de lo que nos gustaría admitir. (Sin embargo, las encuestas de primarias anteriores sí tienen datos sobre ingresos[7], y los sectores de menores ingresos votaron abrumadoramente por Bernie.)

Como es bien sabido, Biden también arrasó con los votantes sobre 45 años. A menudo no tomamos en consideración los aspectos generacionales de la PMC; sin embargo, el concepto de los Ehrenreich fue acuñado en la época donde la generación “Boomer” estaba llegando a la adultez. La expansión masiva de la educación y el auge de la “economía del conocimiento” ambas ocurrieron durante el período postguerra[8].

Los Ehrenreich identificaron una clase particular de personas comprometidas con la educación, la meritocracia y con la centralidad del conocimiento y la experticia en el gobierno de la sociedad que predominó en los movimientos de la Nueva Izquierda en los años 60s.

A medida que estos aspirantes a la clase profesional envejecían, empezaron a ganar más dinero, se mudaron a los suburbios y se convirtieron gradualmente en la base demográfica del Partido Demócrata (según Lily Geismer[9] y Thomas Frank[10], este cambio empieza en los años 80s). Por más que Bernie Sanders haya intentado realinear el Partido Demócrata y transformarlo nuevamente en un partido de la clase trabajadora, en línea con Franklin Delano Roosevelt, la cruda realidad es que el partido sigue siendo el partido de una PMC vetusta e ideológicamente neoliberal.

Las elecciones de mitad de período del 2018 – donde el mayor éxito de los Demócratas fue en los suburbios acaudalados – revelaron estas cambiantes dinámicas de clase dentro del Partido Demócrata. En palabras de Matt Karp[11],

“[…] Las elecciones de mitad de período confirmaron que los Demócratas se han transformado – quizá más que nunca en sus dos siglos de historia – en un partido de los adinerados […] De los cuarenta distritos más ricos del país, treinta y cinco de ellos eligieron un Demócrata; entre los cincuenta más ricos, ese número es cuarenta y dos.”

El centro geográfico de este partido de los prósperos – de acuerdo con Karp – está en Fairfax County, Virginia[12], los suburbios ricos a las afueras de Washington, DC. Este fue también el estado con el que Joe Biden, mediante una victoria masiva y convincente en el Super Tuesday del 3 de marzo, logró revertir la narrativa de la primaria.

En contrate, el Partido Republicano pareciera estar ganando[13] votantes de la clase trabajadora a medida que el Partido Demócrata se hace más rico y encerrado en la “burbuja” de la vida de la clase profesional. Esto implica que la derecha populista – con su combinación tóxica de xenofobia y racismo — tiene mayores posibilidades de convencer a la clase trabajadora desafectada que un Partido Demócrata cada vez más rico y perteneciente a la clase profesional.

Por supuesto, como lo han señalado algunos críticos[14] — incluyendo a los mismos Ehrenreich[15] — la PMC misma se está encogiendo debido a la destrucción de las trayectorias profesionales en campos como el periodismo, la academia, y otros sectores basados en el conocimiento. El proyecto de clase de la PMC boomer es mucho menos viable para las generaciones millenial y zoomer. Para los votantes más jóvenes que apoyaron abrumadoramente a Bernie Sanders, la ideología meritocrática y la política tecnocrática gradualista de la PMC es trágicamente incapaz de lidiar con una economía que simplemente no funciona para la mayoría de la gente. Puede que tome una o dos décadas, pero el Partido Demócrata PMC es un castillo de arena. Sin embargo, guiándose por cómo se ve todo en este momento, vale la pena preguntarse si acaso no será ya muy tarde para revertir el daño que ha sido hecho.

 

[1] https://www.dissentmagazine.org/online_articles/on-the-origins-of-the-professional-managerial-class-an-interview-with-barbara-ehrenreich

[2] https://newpol.org/the-pmc-does-not-exist-and-why-it-matters-for-socialists/

[3] https://library.brown.edu/pdfs/1125403552886481.pdf

[4] https://voidnetwork.gr/wp-content/uploads/2016/08/Classes-in-Contemporary-Capitalism-by-Nicos-Poulantzas.pdf

[5] https://www.nytimes.com/2020/03/27/business/economy/coronavirus-inequality.html

[6] https://www.washingtonpost.com/graphics/politics/exit-polls-2020-super-tuesday-primary/

[7] https://www.cnn.com/election/2020/entrance-and-exit-polls

[8] Nota del traductor: este punto refiere a que la generación Boomer es así llamada por nacer durante la expansión demográfica de las décadas siguientes al fin de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en Estados Unidos.

[9] https://press.princeton.edu/books/hardcover/9780691157238/dont-blame-us

[10] https://us.macmillan.com/books/9781627795395

[11] https://jacobinmag.com/2018/11/midterm-elections-reconstruction-du-bois

[12] https://www.jacobinmag.com/2016/11/clinton-election-polls-white-workers-firewall/

[13] https://www.nytimes.com/interactive/2020/01/27/business/economy/republican-party-voters-income.html

[14] https://nplusonemag.com/online-only/online-only/professional-managerial-chasm/

[15] http://www.rosalux-nyc.org/wp-content/files_mf/ehrenreich_death_of_a_yuppie_dream90.pdf

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Licenciado y magíster en filosofía por la Universidad de Chile y candidato a doctor en psicología cognitiva por Cornell University. Integrante del Comité Editorial de Revista ROSA.

Matt Huber

Geógrafo, profesor asociado de Syracuse University en New York, Estados Unidos. Fue entrevistado para el artículo Crisis ecológica y política de clases, publicado en el número 1 de revista ROSA.