Protestas populares continúan a pesar de la represión

La escalada represiva y el asesinato e intimidación de los activistas civiles solo ha fortalecido la resolución de los manifestantes para continuar su pacífica y multifacética lucha por un cambio radical. También ha ayudado a destacar la necesidad de aprender lecciones vitales a partir de su propia experiencia, abordar las debilidades del movimiento de protesta, especialmente unificando sus filas, y desarrollando formas más efectivas de liderazgo a nivel local y nacional.

por Salam Ali

Imagen / Marcha en Bagdad, 26 de octubre 2020, Partido Comunista de Irak.

Este artículo es parte del Dossier: Medio Oriente a 10 años de la Primavera Árabe, una mirada desde la izquierda.


El primer aniversario del alzamiento de octubre en Irak, un evento sin precedentes en la historia moderna del país fue conmemorado el 1 de octubre de 2020 con masivas manifestaciones en Bagdad y otras provincias, demostrando más allá de toda duda de que el espíritu del alzamiento se encuentra vivo.

El 25 de octubre pasado cientos de estudiantes, jóvenes y mujeres, apoyados por sindicatos obreros y profesionales, marcharon a la Plaza Tahrir en el centro de la capital y en otras ciudades de la zona central y sur del país. Los manifestantes demandaron nuevamente que los criminales responsables por la muerte de más de 700 jóvenes sean llevados ante la justiciar. Otras exigencias incluyen la investigación de casos de corrupción, que se ponga fin a las organizaciones de tipo milicianas, hacienda valer el estado de Derecho y asegurando la celebración de elecciones anticipadas justas y libres.

Sin embargo, una ley electoral que fue recientemente avalada por el Parlamento solo le sirve al bloque gobernante, perpetuando el sistema de poder compartido etno-sectario instalado como resultado de la invasión y ocupación de Irak por Estados Unidos en 2003, tras la caída de la dictadura de Saddam.

 

Medidas represivas

El gobierno respondió en horas tempranas del sábado 31 de octubre del año pasado enviando a las fuerzas de seguridad a la Plaza Liberación para desmantelar por la fuerza las carpas levantadas por los manifestantes, que habían mantenido una “sentada” en los meses previos. En Basra se utilizó munición real, lo que terminó con la muerte de un joven.

Estos ataques son la culminación de una serie concertada de esfuerzos de las fuerzas en el poder para terminar con el alzamiento utilizando varios medios para sabotear y contener el movimiento. Exponen además la duplicidad del actual gobierno interino respecto a los manifestantes y sus justas demandas.

Este ejecutivo interino, encabezado por el Primer Ministro Mustafa al-Kadhimi fue aprobado por el Parlamento en junio de 2020 luego de 6 meses de punto muerto, pero su nominación fue el resultado de un consenso entre Estados Unidos e Irán, y se obtuvo como una concesión entre los bloques dominantes.

Las recientes medidas represivas contra manifestantes pacíficos muestran que el gobierno de al-Kadhimi, a pesar de afirmar lo contrario, ha servido efectivamente a las agendas de las fuerzas que lo llevaron al poder.

La ilusión de que el movimiento de protestas terminará luego de remover por la fuerza las carpas de los manifestantes se destruyó cuando miles de personas se manifestaron en Bagdad demandando trabajos. El 15 de noviembre, los medios reportaron que 7 mil graduados de las universidades e ingenieros protestaron frente a tres ministerios. Otra razón del creciente descontento es el deterioro de los servicios de salud, con los hospitales perdiendo el control a medida que los casos por coronavirus aumentan.

 

Crisis financiera

Las terribles condiciones económicas del país se han agravado por una cada vez más profunda crisis financiera causada por la profunda caída de los precios del petróleo. La economía rentista iraquí depende en gran medida de los ingresos del petróleo para financiar el 95% del presupuesto y el gasto estatal.

Estos ingresos han caído a un promedio de 3.5 mil millones al mes, es decir la mitad de los 7 mil millones que se necesitan mensualmente para pagar gastos urgentes. Como resultado de esto, en los meses recientes el gobierno ha tenido dificultades para pagar a tiempo los salaries de más de 4 millones de empleados públicos.

 

Alternativa democrática

La escalada represiva y el asesinato e intimidación de los activistas civiles solo ha fortalecido la resolución de los manifestantes para continuar su pacífica y multifacética lucha por un cambio radical. También ha ayudado a destacar la necesidad de aprender lecciones vitales a partir de su propia experiencia, abordar las debilidades del movimiento de protesta, especialmente unificando sus filas, y desarrollando formas más efectivas de liderazgo a nivel local y nacional.

Ha mostrado, una vez más, que las legítimas demandas y aspiraciones de los jóvenes manifestantes solo pueden alcanzarse mediante la derrota del corrupto sistema de poder compartido y etno-sectario, sentando las bases de una alternativa democrática: un Estado civil y democrático, con justicia social.

Salam Ali

Responsable de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Irak.