Movimiento docente: Retomemos las banderas

Resulta fundamental que quienes hoy están en el Gobierno asuman la imperiosa necesidad de reconectarse con los intereses sociales que en su momento fueron el sustento para nuestro salto a la política, con luchas que son una marca de nuestra generación –como la educación pública gratuita y de calidad, trabajo docente digno, reparación de la Deuda Histórica y fin al Agobio Laboral.

por Aníbal Navarrete Carrasco

Imagen / Escuela pública en Ollagüe. Ollagüe, Chile.


“El gobierno, con una torpeza infinita, logró construir oposición social a un proyecto que debería haber contado con el apoyo de todos”. Así exponía, en un aplaudido discurso, el entonces diputado Gabriel Boric ante el pleno de la cámara en el marco de la discusión del proyecto que creaba el Sistema de Desarrollo Profesional Docente (Carrera Docente), casi 8 años han pasado desde aquel momento en el cual se consagraba la competencia y el individualismo como centralidad de una tarea en la cual la cooperación y el trabajo colectivo deberían ser los marcos mínimos para se ejecución.

El 2015 fueron 60 días en los cuales profesoras y profesores a lo largo del país se movilizaron, se opusieron a una ley que mejoraba sus sueldos, pero el trasfondo y los argumentos de dicha oposición con el tiempo demostraron ser reales. Por lo visto las y los docentes no estábamos tan equivocados, la profundización de un modelo altamente estandarizado y que presiona y agobia a las comunidades no era un supuesto que vivía en la imaginación de unos pocos. Tampoco era mentira que los componentes negativos impuestos al magisterio no iban de la mano con mejores condiciones que prometía la Carrera Docente. Lo anterior se expresa claramente en el desinterés que hoy existe en los jóvenes de estudiar pedagogía y también en como los nuevos docentes desertan de la profesión a los pocos años de ingresar al mundo laboral.

En estos últimos 8 años las labores docentes se han complejizado y el Agobio Laboral al cual estamos sometidos las y los docentes se ha expandido. Así lo expresaron hace unos días las investigadoras Patricia Guerrero y Javiera Salinas, quienes con datos a la mano daban cuenta de cómo la salud mental y emocional de las y los profesores se ha visto mermada en los últimos años como consecuencia directa de un modelo educativo que aumenta las exigencias a sus trabajadores, pero que no entrega mejores condiciones laborales para su ejecución. Como dato, entre 2020 y 2025 el sistema escolar debe rendir más de 20 evaluaciones estandarizadas dirigidas a los estudiantes que cursan desde segundo básico en adelante. Una verdadera locura.

A lo anterior debemos sumar la puesta en marcha de los decretos 83 y 67, los planes de acompañamiento para la mejora permanente, la reactivación educativa y la revinculación de los estudiantes desertores del sistema escolar. Iniciativas que en su ejecución y aplicación carecen de un elemento primordial para que puedan ser medidas exitosas: que las y los docentes cuenten con el tiempo necesario para su implementación, generando en los profesores una sobrecarga laboral que no se alcanza a cubrir con el 65/35 de horas lectivas y no lectivas que garantizaba la Carrera Docente. Lo anterior nos refleja lo compleja que es la situación.

En la última Asamblea Nacional del Colegio de Profesores, por una amplia mayoría de docentes de todo Chile, se acordó iniciar un proceso de movilizaciones de carácter ascendente. Si consideramos los ciclos anteriores en los cuales las y los profesores han salido a la calle a demostrar su descontento con las políticas educativas nos encontramos ad portas de un paro que podría extenderse en tiempo, alterando la hoja de ruta que ha propuesto el Ministerio de Educación. Por lo mismo resulta fundamental que quienes hoy están en el Gobierno asuman la imperiosa necesidad de reconectarse con los intereses sociales que en su momento fueron el sustento para nuestro salto a la política, con luchas que son una marca de nuestra generación –como la educación pública gratuita y de calidad, trabajo docente digno, reparación de la Deuda Histórica y fin al Agobio Laboral. Caminar junto a los movimientos por la educación debe ser el derrotero del gobierno y buscar dar una respuesta a estas demandas tan sentidas. En tiempos volátiles y de claroscuros, arriesgarse a perder el apoyo social de quienes han sido tus aliados históricos es una apuesta peligrosa. Aún estamos a tiempo, retomemos nuestras banderas.

Anibal Navarrete Carrasco

Profesor y Magister en Historia, Ex. Dirigente del Colegio de Profesores BioBio.