La torta de merengue de la derecha argentina

El proyecto macrista perdió de pronto gran parte de su legitimidad, rápidamente el apoyo de los medios y seguramente un porcentaje considerable de su base electoral. Además de comportarse erráticamente, según hemos descrito, los resultados del macrismo dejaron un desastre social ampliado, con la mitad de les niñes bajo la línea de la pobreza. Puertas adentro de la coalición gobernante, probablemente en un par de meses no quedará mucho en pie. Ahora la pregunta es: ¿qué es lo que sí permanecerá luego del término de este ciclo?

por Enzo Solano

Imagen / Congreso de la Nación y vista hacia Barrio Once, Buenos Aires, Argentina. Fuente: Wikipedia.


Luego de una operación mediático-financiera de proporciones, la derecha argentina terminó revelando que su proyecto es una torta de merengue y que sus aliados son unos panqueques, una construcción que se desarmó rápidamente tras la derrota electoral estrepitosa. Apuremos una crónica sobre los últimos días de la coyuntura.

Pocos días antes de las elecciones primarias (que son abiertas, simultáneas y obligatorias), un par de consultoras brasileras informaron encuestas de último minuto que mejoraban las chances de Macri para ser reelecto. Los sondeos tuvieron dos consecuencias: por un lado, gran difusión en los medios de comunicación hegemónicos del país, por el otro, la celebración de Wall Street con un +7,6% de valorización en bolsa de las empresas argentinas y una disminución de -3% en el índice del riesgo país, ambas el viernes nueve de agosto. Un detalle es que para esa fecha ya había “veda electoral”, con lo que no se podían publicar más encuestas ni alusiones electorales, pero valiéndose de la condición extranjera de las consultoras e ignorando dicha prohibición, la prensa tituló y reiteró durante viernes y sábado que Macri había mejorado sus chances y que “el mercado ya votó por Macri”, mensajes que estuvieron en las tapas de Clarín, La Nación, Perfil, entre otros.

Además del rédito mediático-electoral evidente, en la recta final de la elección (primaria), esta operación fue tremendamente lucrativa para quienes la orquestaron. La administración Macri ha sido facilitadora del carry trade, movimientos financieros especulativos que obtienen sendas ganancias dada la altísima tasa de interés de las colocaciones en Argentina. Esta bicicleta financiera invierte en bonos, acciones e instrumentos, después retira la inversión sin requisitos y con sendas ganancias. La función teórica de mantener una alta tasa de interés es atraer a la inversión extranjera, pero en la práctica ha sido casi por entero especulación y vaciamiento del presupuesto del Estado.

El hito es conocido: Macri perdió estruendosamente frente a Fernández y hay consenso en que no tiene posibilidad alguna de remontar. Ganaron les Fernández: Alberto, ex-jefe de gabinete de Néstor Kirchner y Cristina a.k.a. “la conductora”. El macrismo, con todos los recursos de ser gobierno, además de sustanciosos aportes recibidos desde los grupos empresarios, contó con la militancia explícita de los editorialistas y los medios de comunicación hegemónicos. Muchos programas de la tv argentina tienen una sección “editorial”, en la que el conductor opina durante 10 minutos o más sobre algún tema y durante todo este tiempo los principales editorialistas fueron militantes incondicionales del macrismo, entre otros Luis Majul, Alfredo Leuco, Eduardo Feinmann, Carlos Pagni, Jorge Lanata, etc.

Ninguna encuesta le acertó en lo más mínimo al resultado de la elección, ninguna de la quincena de consultoras que protagonizaron la agenda de los medios. Pero ya Hobsbawn decía: “El éxito de los pronosticadores de los últimos treinta o cuarenta años, con independencia de sus aptitudes profesionales como profetas, ha sido tan espectacularmente bajo que sólo los gobiernos y los institutos de investigación económica siguen confiando en ellos, o aparentan hacerlo[1].

El día lunes 12 comenzó una espiral de “maxi devaluación” de la economía argentina apenas abrieron “los mercados”. El peso argentino se depreció en un 30% durante la mañana y las acciones argentinas en Wall Street cayeron un 50%, con lo que se habló del tercer día más negro en la historia económica del país. Para el miércoles 14 el índice del riesgo país[2] de la Argentina ya estaba alcanzando el de Venezuela, muy alejados por cierto ambos del resto del mundo.

Macri salió cerca del mediodía del lunes a dar una conferencia de prensa[3], se refirió a la elección del domingo y señaló que la crisis financiera era consecuencia del voto de los argentinos. Los llamó a recapacitar y que de lo contrario “era el fin de la Argentina”. Luego dijo que “el problema mayor que hoy tenemos es que la alternativa kirchnerista no tiene credibilidad en el mundo, eso es algo que yo les vengo contando desde hace tres años y medio”. Para todes fue manifiesto que Macri se enojó con les votantes, les endilgó la responsabilidad de la crisis financiera y encima no hizo autocrítica de ningún tipo.

Desde el colectivo Ni Una Menos llamaron a la rebeldía feminista y difundieron que: “el terrorismo financiero es disciplinamiento de nuestrxs cuerpxs. Lo vienen aplicando con ajuste, inflación y deuda, y ahora redoblan la apuesta con saqueo y un empobrecimiento cada vez más veloz y voraz[4].

La torta de merengue siguió colapsando, los mismos periodistas que edulcoraban al macrismo, los Majul, Leuco, Feinmann, Pagni, Lanata, etc., abandonaron sus maneras y “panquequearon”: empezaron a decirle que estaba fuera de la realidad, que estaba alienado, enajenado, que era un muchachito, un niño rico taimado, un atrevido y un incapaz. Muy pocos medios mantuvieron su militancia macrista después de estos acontecimientos. El Financial Times, uno de los 2 diarios más influyentes en Wall Street, publicó el martes 13 que “el presidente argentino Mauricio Macri perdió contacto con la realidad, y eso probablemente asustó más a los mercados que un posible regreso de Cristina Fernández de Kirchner[5].

Puertas adentro de la casa de gobierno hay funcionarios a las piñas, días después termina saliendo el ministro titular de economía. Según fuentes del Banco Central el organismo recibió la instrucción política de no utilizar los mecanismos para controlar la devaluación, es decir, se dejó en caída libre el valor del peso sin intervenir, ello para aleccionar al electorado en sintonía con la lógica que expresa Macri en su conferencia.

Después de contrabandear la debacle financiera como argumento para su campaña ya irremontable, quedándose sin el apoyo de los medios, los palos de ciego que empieza a dar Macri son cada vez más torpes. Intentando restituirse ante la ciudadanía, anuncia algunas medidas de emergencia por la situación económica, entre ellas el congelamiento de precios para los combustibles durante los próximos tres meses. Al par de horas salió a retractarse porque las petroleras se opusieron, éstas se enteraron por televisión de la medida, incluida la estatal YPF que tiene más de la mitad de la cuota del mercado. Cualquiera podría correrle por derecha a Macri: ¿fijación unilateral de precios por televisión?. Al día siguiente el gobierno cambió nuevamente y dijo que insistirá en la medida de congelamiento, seguramente para no seguir haciendo el ridículo, pero las petroleras respondieron que no aseguran la disponibilidad de combustible.

El lunes entré a un comercio y compré algo que decía $35 pero me cobraron $50. Por redes sociales empezaron a circular fotos de góndolas de supermercados desabastecidas, los productores de harina y las papeleras -entre otros- definieron no despachar mercancías, porque ignoran hasta dónde llegará la inflación y no saben qué precio poner. La devaluación del peso tiene un impacto directo en los precios que pagan los consumidores porque la economía está completamente dolarizada. Ojo que esto no sucedió sólo a nivel de grandes productores o distribuidores, ya el mismo lunes algunas cooperativas de izquierda criticaban el “efecto contagio del miserable”, que les impedía obtener insumos por la misma situación de retención de stock por especulación.

Sectores afines a Cristina como las Madres de Plaza de Mayo han hecho un llamado a moderar las manifestaciones de protesta, por el contrario, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que participó de la campaña de Les Fernández, se declaró en estado de alerta y movilización junto con otras organizaciones. Desde el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT)-Unidad, llamaron a un adelantamiento de las elecciones, programadas originalmente para el 27 de octubre. El estado de ánimo general es que los dos meses que faltan parecen una eternidad.

El proyecto macrista perdió de pronto gran parte de su legitimidad, rápidamente el apoyo de los medios y seguramente un porcentaje considerable de su base electoral. Además de comportarse erráticamente, según hemos descrito, los resultados del macrismo dejaron un desastre social ampliado, con la mitad de les niñes bajo la línea de la pobreza. Puertas adentro de la coalición gobernante, probablemente en un par de meses no quedará mucho en pie. Ahora la pregunta es: ¿qué es lo que sí permanecerá luego del término de este ciclo?

Es evidente que esta administración facilitó y operativizó generalizadamente políticas de corte derechista y represivo en todas las esferas de gobierno, por lo que ahora el peronismo asume con una caja de herramientas actualizada según la avanzada neoliberal. Está por verse si tenderá a usarla en su favor o dejarla sin efecto.

Pero hay otro aspecto fundamental que permanecerá tras la elección y es el constructo de la denominada “grieta”. Los sectores acomodados vienen aludiendo crecientemente (desde 2001) a una “grieta” que divide al país y aunque ésta suele representarse en términos del binomio anti-peronismo y peronismo, los alcances de su partición son mucho más amplios y se relacionan con la posición y la clase social. La grieta es el muro tras el cual se excluye a un conjunto informe de sujetos, portadores de una otredad amenazante, personas que -según se representa- no trabajan y viven de los planes sociales del Estado, que participan de marchas y movilizaciones solo por la recompensa de un choripán y un viaje en micro. En el contexto de avanzada neoliberal, los microfascismos se articulan hoy de manera mucho más abierta, algo que hace media década atrás no existía a tal nivel. El insulto “negro de mierda” se ha vuelto totalmente cotidiano, banalizado ante esta escisión. La grieta fue el caldo de cultivo del macrismo, fue la condición de posibilidad para la reemergencia de la derecha en Argentina y su constructo fue comandado desde dicho sector.

Ahora que el macrismo se derrumba, ¿se profundizará la grieta, en una deriva más clasista de los sectores acomodados argentinos?, ¿qué posibilidades tiene la izquierda para conducir los avatares de esta polarización? Es temprano para responder.

Notas

[1]Historia del siglo XX“. (Buenos Aires: Crítica, 1998) p. 15

[2] El índice riesgo país es una producción del banco JP Morgan, consultores especialistas en especular con los destinos de los países, también alegres auspiciantes (“pink washing”) de las marchas del orgullo gay.

[3] https://www.youtube.com/watch?v=iR8OUTEe78I

[4] https://www.facebook.com/NUMArgentina/photos/a.376383552552833/1135254586665722/

[5] https://www.ft.com/content/18fe4dfe-bdb7-11e9-9381-78bab8a70848

Enzo Solano
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Investigador y académico, residente en Buenos Aires, Argentina.