Ciencia ficción y socialismo: Proletkult, la batalla cultural

Proletkult, la última novela del colectivo italiano Wu Ming, le hace el quite a esa agria pesadumbre de un mundo sin futuro engendrado por la ciencia ficción contemporánea. La novela narra la vida de Aleksander Bogdánov, bolchevique, médico, escritor de ciencia ficción y renegado de la izquierda en los primeros años del gobierno de los soviets. La vida del escritor y científico comunista es el argumento que usan los Wu Ming para adentrarnos en las primeras décadas de la URSS y su obra Estrella Roja. ¿Qué tiene Proletkult? Pólvora, naves espaciales, exilios y el retrato de una cotidianeidad bajo el socialismo en los dos primeros lustros de existencia de la revolución.

por Nicolás Román

Imagen / Concepto de un transbordador espacial soviético, 1986, Soviet Military Power en Wikipedia. Fuente.


“El latiguillo recoge con exactitud lo que entiendo por realismo capitalista: la idea muy difundida de que el capitalismo no solo es el único sistema económico viable, sino que es imposible incluso imaginarle una alternativa”
Mark Fisher[1]

“La batalla cultural era parte de la lucha de clases, exactamente como las huelgas obreras y la autogestión de las fábricas”[2]
Wu Ming

Para la imaginación cultural del capitalismo tardío es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo, esa clausura del futuro en palabras de Jameson o Zizek son retomadas por Mark Fischer en su realismo capitalista, vivimos un mundo obturado y unidimensional en una versión más radical que la imaginada por Marcuse en los años sesenta, un totalitarismo que en la actualidad se recrudece con una versión del neoliberalismo de corte autoritario. El futurismo se nos viene encima con el peso de una depresión con un séquito de distopias maximalistas de corte liberal, autoritarias o fundamentalistas con una producción depresiva en distintos formatos: series, videojuegos y novelas, donde la ciencia ficción nos enrostra el fracaso de la tecnología y la política en resolver las contradicciones de nuestra sociedad.

Proletkult, la última novela del colectivo italiano Wu Ming, le hace el quite a esa agria pesadumbre de un mundo sin futuro engendrado por la ciencia ficción contemporánea. La novela narra la vida de Aleksander Bogdánov, bolchevique, médico, escritor de ciencia ficción y renegado de la izquierda en los primeros años del gobierno de los soviets. La vida del escritor y científico comunista es el argumento que usan los Wu Ming para adentrarnos en las primeras décadas de la URSS y su obra Estrella Roja. ¿Qué tiene Proletkult? Pólvora, naves espaciales, exilios y el retrato de una cotidianeidad bajo el socialismo en los dos primeros lustros de existencia de la revolución. Wu Ming no elige una distopía depresiva y gris, sino que nos sitúa en el contexto del triunfo socialista con una escritura remecida de intertextualidad, política marxista y discusiones sobre el poder y la revolución. Su elemento crucial: la ciencia ficción, el socialismo, el arte y la cultura proletaria.

El trasfondo de Proletkult es múltiple, está inspirada en Bogdánov y Estrella Roja (1908), a eso, se le suman personajes ineludibles del triunfo revolucionario: Lenin, Krúpskaya, Kollontai, Lunacharski, bombazos, nieve y socialismo. La novela recupera un hilo rojo de la literatura donde la pregunta no es por el fin del mundo, sino que por el fin del capitalismo y la sociedad de clases. Sus puntos interesantes son varios en sus filiaciones diversas y mundos paralelos. La narración de Proletkult en algunos pasajes es similar al Diario de Moscú de Walter Benjamín donde el crítico se pasea por la metrópolis moscovita entre samovares, teatros, tranvías y tiendas de viejo. Ese mundo posible, el socialismo, es un punto atractivo de la narración de los Wu Ming, sumándole el trasfondo de ciencia ficción y la política socialista en la novela.

Posiblemente, la pregunta por otro mundo posible no la dimensionaron los soldados, los obreros y las obreras del soviet de San Petersburgo en el inicio del ciclo revolucionario ruso. El ejército y la plebe hambreada por el zarismo difícilmente se imaginaba la patria socialista, la colectivización de la tierra y la caída de los Romanov. Sin embargo, el desaliento no fue tal, Estrella Roja escrita en 1908, retomada por los Wu Ming en la trama de Proletkult, se anima a crear una ciencia ficción socialista donde la pregunta no pasa por la destrucción del planeta sino por la destrucción del capital y la imaginación de un socialismo interplanetario.

Aunque la última entrega de Wu Ming no es una versión ingenua sobre las proyecciones de la industrialización soviética ni un panegírico al marxismo leninismo ‒todo lo contrario‒ apunta a las luces y sombras de sus debates sin aspavientos en un mundo diverso, conflictivo y contradictorio ad-portas de persecuciones y purgas. En este cuadro, Bogdánov es la estrella en ese rojo amanecer, un personaje de antología, el Bogdánov de carne y hueso -inspirador de su doppelgänger ficcional- sin quedarse tranquilo con la escritura de Estrella Roja, fue creador del Proletkult, organización clave en la red artística de la Unión Soviética para crear y promover la cultura proletaria, aunque más temprano que tarde, esta organización levantó las sospechas del partido y la red fue desfinanciada y absorbida en la órbita estatal: todo dentro del partido, nada fuera del partido. La premisa del Proletkult era crear una cultura proletaria y socialista, como dice Durruti, los obreros tenemos un mundo nuevo en nuestros corazones, el Proletkult era expresión de esa amalgama de experiencias artísticas y culturales a lo largo y ancho de la patria obrera, una organización para la batalla cultural contra la cultura burguesa y los restos de la vieja sociedad imperial. Los personajes de Proletkult, la novela, son sorprendidos por el desembarco de Leni quien viene de un planeta revolucionario donde se preguntan por el socialismo interplanetario. El socialismo galáctico trama la intriga de la novela y nos transporta entre viajes y consignas que describen el ambiente de tensión de los años treinta previo al despertar de la bestia parda y la hecatombe de la Segunda Guerra.

Proletkult imagina el futuro y otros mundos posibles en un horizonte revolucionario no libre de contradicciones. La escritura de los Wu Ming apunta de lleno a la batalla cultural en un mundo convulso en medio de la pandemia del COVID y las diversas grietas de la gobernanza neoliberal global. Su argumento no es una estocada al corazón de esta crisis, sino que sirve para reavivar el fuego de la cultura como un horizonte de transformación social radical, como lo dicen los personajes de la novela:

“El arte no es algo decorativo. Sirve como la ciencia para organizar la experiencia. Pero, a diferencia de la ciencia, no usa conceptos abstractos. Usa imágenes vivas. El arte colectivista evoca las conexiones del mundo, que el individuo no ve. Exalta la unión frente a la destrucción” (274)[3]

[1] Mark Fisher, Realismo capitalista. ¿No hay alternativa?, (Buenos Aires: Caja negra, 2016)

[2] https://ctxt.es/es/20201001/Culturas/33633/culto-individuo-wu-ming-entrevusta-bernardo-gutierrez.htm

[3] Wu Ming, Proletkult, (Barcelona: Anagrama, 2020), 54.

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Doctor en Estudios Latinoamericanos y parte del Comité Editor de revista ROSA.