“Nuestra urgencia por vencer” de Kena Lorenzini: Luchas colectivas, feminismo y política

Muchas veces en esta revista, y en otros espacios, hemos reivindicado la capacidad política de aparecer, de articular una palabra y expresar un malestar colectivo. El mero hecho de poner el cuerpo y poner la voz transgrede el silencio impuesto por las voces autorizadas del poder. Estas fotografías hablan, ríen, sienten, protestan y muestran, en su exposición -a pesar de ser en blanco y negro- una multiplicidad de acciones políticas que desafían esos tiempos del horror y la desaparición.

por Nicolás Román

Imagen / “Nuestra urgencia por vencer”. Fotografía de Kena Lorenzini. Cortesía del autor.


“Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente ha sido».
Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro”[1]

Walter Benjamin

 

Estuve en esta exposición previo a la debacle de las elecciones, en medio de la pandemia y las vacunaciones, de curioso llegué al subsuelo del GAM sin saber con qué me podía encontrar bajé a la galería y me encontré con “Nuestra urgencia por vencer”. Las fotografías dispuestas en un recorrido político colectivo tenían un silencio inquieto. Sus imágenes tenían activismo político, mitines en la calle, fotos en blanco y negro heredadas de los rollos conservados por Kena Lorenzini.

El lente de la fotógrafa se posa en distintas acciones de activismo feminista contra la dictadura, hay fotos de ollas comunes, mujeres reunidas en plazas públicas; protestas feministas en búsqueda de la democracia en el país y en la cama, consigna que resuena hasta hoy en las calles en las manifestaciones que apuntan a la transversalidad de lo político. La política de los espacios íntimos es impugnada por las feministas, tal como repara en ello Julieta Kirkwood, los problemas de las mujeres, “han sido siempre considerados como privados, individuales, de arreglo a ajuste personal”[2]. La democracia en la cama, en la casa y en el país implica destrabar esa agenda de privatización y las fotografías de Lorenzini son testimonio de ese activismo insurrecto de las mujeres en la calle en los tiempos más oscuros de la dictadura en este país.

 

“Nuestra urgencia por vencer”, Kena Lorenzini. Fotografía cortesía del autor.

 

Mujeres con las bocas tapadas para hacer una protesta de silencio contra la censura, la persecución y el exilio. Mujeres haciendo un corro de esperanza en un mitin, donde la reunión de los cuerpos desafía los bandos de la prohibición de asamblea y muestra a esas mujeres en una alianza política activa. Sus cuerpos en un círculo son un fuego de esperanza, un ruedo en un ágora feminista, un coro ciudadano contra los bandos del poder. La fotografía es un recuerdo vivo de reuniones por la reivindicación de una ciudadanía proscrita por ser políticas, por ser mujeres y por ser habitantes de un país, cuya democracia pendía del arbitrio de la razón militar y el estado de excepción. La reunión feminista usa el espacio, los cuerpos, la solidaridad, cobra fuerza y vigencia con la voz colectiva de esas palabras proscritas que desafían la autoridad del Estado, desafían la norma de los silencios impuestos por la virilidad y su autoridad anclada transversalmente en el ámbito social y colectivo.

 

“Nuestra urgencia por vencer”, Kena Lorenzini. Fotografía cortesía del autor.

 

Muchas veces en esta revista, y en otros espacios, hemos reivindicado la capacidad política de aparecer, de articular una palabra y expresar un malestar colectivo. El mero hecho de poner el cuerpo y poner la voz transgrede el silencio impuesto por las voces autorizadas del poder. Estas fotografías hablan, ríen, sienten, protestan y muestran, en su exposición -a pesar de ser en blanco y negro- una multiplicidad de acciones políticas que desafían esos tiempos del horror y la desaparición.

La protesta feminista en las fotografías de Kena Lorenzini apoyan y promueven esa experiencia de la política. La experiencia de la calle, la reunión y la sororidad. Mujeres que se apoyan y que hacen ollas comunes donde comparten sus distintos orígenes sociales y ponen en público la escena de lo reproductivo como una cuestión política. El duelo es otra escena proscrita vuelta política en las fotografías de Lorenzini, en medio de imágenes que son como palabras expuestas, contestarias y vulnerables expresadas contra la dictadura y su falso arreglo con las formas de la gobernabilidad. Estas imágenes por esas vidas no lloradas, esos cuerpos insepultos, nos instalan nuevamente en el activismo feminista marcado por la causa de Antígona, la joven hija de Edipo rebelada contra la autoridad de la ciudad por la prohibición de la sepultura de su hermano, Polínices. La rebeldía de la joven Antígona, según Butler, carga con ese activismo desafiante que se expone a la posibilidad de enunciar su dolor en medio de una debacle de lo público que ofrece como su palabra el silencio.

 

“Nuestra urgencia por vencer”, Kena Lorenzini. Fotografía cortesía del autor.

 

Las mujeres por la vida en esta imagen frente a la Catedral de Santiago, recogida por Lorenzini, muestra la política enmarcada en una agonía trágica. Un colectivo de mujeres en duelo expone el drama de su pérdida, su aflicción y su tesón en la política para reivindicar el duelo como un acto de rebelión, como lo dice Butler, “Antígona rechaza obedecer cualquier ley que no reconozca públicamente su pérdida”[3]. La imagen es un acierto, un coro de mujeres de negro enmarcadas entre las columnatas del pórtico de la catedral ofrecen su resistencia ante una autoridad que ha tratado diferencialmente las muertes perpetradas por el poder. El drama de Antígona y su transversalidad es que esas vidas no lloradas son expulsadas de los reductos de lo humano, son vidas sacrificadas, Butler dice que las vidas de esas personas “están hech[a]s para soportar la carga del hambre, del infraempleo, de la desemancipación jurídica y de la exposición diferencial a la violencia y a la muerte” [4]. El trabajo del duelo implica la renovación de la comunidad política en la esfera de lo común y lo vulnerable, esa condición se transforma en un bastión y una plataforma de una red de mujeres de diversas clases sociales, edades y credos políticos que se enfrentan a la esfera monolítica del poder. La activación de esas mujeres en clave de activismo colectivo y popular promueve una reivindicación de la vida en común, el reconocimiento de la pérdida y la politización de esa experiencia que hoy se traduce en otras consignas como ni una menos.

 

“Nuestra urgencia por vencer”, Kena Lorenzini. Fotografía cortesía del autor.

 

La activación popular de las mujeres en las fotos de Kena Lorenzini muestra la multiplicidad de ese activismo perpetuado en la actualidad por distintas acciones colectivas realizadas por las mujeres en la disputa de la calle y la política. Las marchas del 8M, las performances de Las Tesis, el feminismo en la agitación estudiantil pone de nuevo en la esfera de la política una preocupación por la vida, por lo común y se enfrenta con los cerrojos establecidos por el poder para detener la participación feminista.

Hoy con la amenaza de la llegada de la ultraderecha al poder su principal ofensiva es contra las mujeres, las infancias, las disidencias sexuales y los tejidos comunitarios.  El pacto mortífero del poder estatal con los mandatos de masculinidad -fuertemente cuestionados- buscan la imposición de una virilidad letal y consumista, el horizonte final de un capitalismo apocalíptico y autoritario, como las acciones que describe Rita Segato “rapiñar, desplazar, desarraigar, esclavizar y explotar al máximo son el camino de la acumulación, esto es, la meta que orienta el proyecto histórico del capital”[5]. La promesa del ágora feminista en la clave de Antígona promete un proyecto antagónico a la política del capital y sus jerarquías, este proyecto por el reconocimiento se condice con lo que expone Julieta Kirkwood para redefinir el marco de los acuerdos políticos, “El camino hacia la inclusión social -democracia real- parte, como decíamos, desde todos los sectores excluidos, en una redimensión de los tiempos y los espacios sociales y políticos”[6]. La activación popular y feminista de las imágenes que nos entrega Kena Lorenzini son el recuerdo de un futuro anterior, un pasado palpitante que se anuda al presenta para disputar el futuro. La activación feminista y la activación popular son necesarias hoy más que nunca en un presente apremiante con un futuro incierto.

 

Coordenadas

“Nuestra urgencia por vencer: Fotografías de la lucha de mujeres contra la dictadura”
Fotografias: Kena Lorenzini
Investigación y curatoria: Cynthia Shuffer

22 Oct al 19 Dic, 2021
Sala de Artes Visuales (Edificio B, piso -1)
Gratis
Ma a Ju – 10 a 20 h
Vi – 10 a 17 h
Cierre entre 14 y 15 h para sanitización.
Sá y Do, 10 a 20 h.
Lunes y festivos cerrado.
Más información

 

Notas

[1] Walter Benjamin, “Tesis sobre la filosofía de la historia”, 3-4 http://www.anticapitalistas.org/IMG/pdf/Benjamin-TesisDeFilosofiaDeLaHistoria.pdf

[2] Julieta Kirkwood, Ser política en Chile. Las feministas y los partidos, (Santiago: Lom, 2010), 34

[3] Judith Butler, El grito de Antígona, (Barcelona: El Roure editorial, 2001), 42

[4] Judith Butler, Marcos de guerra, (Ciudad de México: Paidós, 2010), 46

[5] Rita Laura Segato, La guerra contra las mujeres, (Madrid: Traficantes de sueños, 2016), 99

[6] Julieta Kirkwood, 29

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Doctor en Estudios Latinoamericanos y parte del Comité Editor de revista ROSA.

Un Comentario

  1. Se agradece el reconocimiento del dolor y de la esperanza de mujeres que reflejan las fotografías de Kena Lorenzini, puesto en palabras del autor me remueve entera!

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