“hay que partir de la base de que los migrantes son trabajadores” – Entrevista a Rodolfo Noriega, Fundación Epicentro

Fin de mes, Rodolfo Noriega nos recibe en el despacho de su fundación ubicada a un costado de la plaza de armas. Es tarde, pero sigue atareado por el constante flujo de trabajadores y trabajadoras extranjeras que le necesitan para comprender su situación social, y lograr regularizar su estatus dentro del país. Rodolfo vive hace más de 24 años en Chile, lugar donde participó en la conformación del movimiento de exiliados peruanos, así como el movimiento nacional de inmigrantes en Chile. Al término de su jornada, nos concede esta entrevista para darnos a conocer su perspectiva sobre las migraciones en Chile, y específicamente, del movimiento social migrante, desde el transcurso histórico hasta la situación actual.

por Afshín Irani

Imagen / migrantes peruanas bailando en Chile. Fuente: Wikipedia.


 

  1. Historia Personal

Afshin Irani: Primero, Rodolfo, nos gustaría preguntarte sobre ti ¿Cómo se forma tu compromiso con la sociedad? ¿Cómo llegas al país? ¿Cómo se forma tu militancia en el movimiento migrante? ¿Cuáles son las actividades que realizas en Chile?

Rodolfo Noriega: Yo soy peruano, estoy exiliado acá. He sido un activista político social desde muy temprana edad, trabajé desde mi infancia y fui parte de la organización de un movimiento de niños trabajadores en Perú, cuando ya tenía 8 o 9 años; después fui dirigente de estudiantes primarios, luego secundarios y universitarios, también fui activista en DD.HH.

Ya profesionalmente, en Perú asumí casos de defensa de presos políticos y detenidos desaparecidos, lo cual determinó, primero mi período de prisionero político junto con mi primera esposa, y luego mi exilio: estuve dos veces preso y luego me forzaron a salir de Perú. Yo llegué a Chile en el año 1995, luego del autogolpe de Fujimori me tocó trasladarme hasta acá. Desde acá logré la libertad de mi compañera, que murió al año de haber llegado.

Desde que llegué, mi objetivo fue generar una red de solidaridad mutua entre Chile y Perú, contra los crímenes de terrorismo de Estado, que era lo que hacía en Perú, los casos que yo veía eran de mucha repercusión nacional. Y bueno, logramos hacer algo de eso, y en el camino inmediatamente nos tocó asumir el tema de la situación de los migrantes y refugiados, que es lo que ha sido mi práctica acá en Chile.

  1. Historia de los movimientos migratorios a Chile

AI: Me gustaría conocer tu evaluación sobre la formación de las tensiones del proceso migratorio, digamos, desde el período neoliberal que se internacionaliza con el fin de la dictadura, comprendiendo que existe en ese entonces una apertura de las fronteras chilenas. 

¿Cómo se desenvuelven los procesos migratorios, el status de la ciudadanía de los migrantes, y la política de fronteras en relación al perfeccionamiento del neoliberalismo y la pérdida de derechos sociales en Chile?

RN: Mira, Chile a comienzos de los noventa claramente se despunta como una plataforma económica de los grupos de poder del capital internacional, del imperialismo. Es una plataforma de penetración de capitales extranjeros hacia la región. El desarrollo económico del modelo internacional detonó la necesidad de que los mercados se extiendan, no podría subsistir el capitalismo de las potencias si es que no penetraban en otros mercados. Para eso, necesitaban tener puntos de entrada a los mercados locales. Chile fue para América Latina eso, y lo decía Lagos, lo dijo Frei: “somos la puerta de entrada de los grandes capitales entre Chile y la región”

¿Cuáles eran las bases para que en Chile se diera eso? Políticamente un país estable, controlado, con un gobierno militar que incluso se extiende más allá de cuando estos dejan la Moneda. Un modelo económico que se ha mantenido, es el mismo modelo desde Pinochet hasta ahora, con algunos cambios cosméticos pero los ejes siguen siendo los mismos, las bases siguen siendo las mismas: el sistema provisional de pensiones que privatiza la seguridad social, la no intervención del Estado en la economía, la prioridad de los actores privados en la economía, el fortalecimiento del capitalismo burocrático que requiere y absorbe del Estado una serie de subsidios y franquicias para garantizar su desarrollo; y se consume, no hay servicios públicos, no hay derechos garantizados.

Además Chile comienza invertir capitales extranjeros en servicios estratégicos de los países latinoamericanos: telefonía, agua, electricidad, petróleo… esas grandes inversiones “chilenas” significan compras de empresas públicas, empresas quebradas por la burocracia de estos países. Particularmente en Perú, como estaban quebradas, las empresas tenían una gran carga económica, entonces, para venderlas y hacerlas atractivas, ellos se deshicieron del costo ¿y cuál es el costo para las empresas? la mano de obra.

Privatizaron estas empresas con grandes despidos de trabajadores, lo que desplazó fuerza de trabajo desde la formalidad al mercado informal, eso como efecto, generó el desplazamiento de otra gente semi empleada y así se formaron las corrientes migratorias. A la par que Chile se consolidaba como plataforma, ocurrían crisis económicas o estancamientos en otros países. Venezuela, polo de atracción en la región, cerró sus fronteras, Argentina comenzó a hacer crisis, y el único país que se abría con cierta bonanza, a partir de capitales externos que penetraban en otros países, era Chile.

Poco a poco se consolidó como país de destino, pues Chile no tenía, y no tiene, la posibilidad de generar tanta fuerza de trabajo para dinamizar su economía, la que tiene tanto capital, que incluso se invierte fuera. Entonces requerían trabajadores, así se forma la base de las diversas corrientes que han ido confluyendo hacia Chile.

 AI: Dentro de ese mismo proceso que describes, te quería preguntar por el significado político de los gobiernos de la concertación y la derecha en este proceso ¿Qué rol juega el binominalismo político en el proceso de consolidación de las corrientes migratorias?

RN: El país, como tal, tiene dos momentos en temas migratorios, históricamente hablando, uno, cuando se valora la migración para penetrar sobre el territorio nacional para poder poblar el sur, donde se construye una gran corriente migratoria europea.

AI: La colonización 

RN: Exacto, para colonizar y capturar el uso del suelo nacional. Pero el segundo, es el período en el cual se cierra la frontera, no por una cuestión de que la migración sea negativa, sino por la situación económica del país y las medidas restrictivas del gobierno militar; el cual termina de consolidar una serie de normas legales que, lo que hacen es convertir la migración en un proceso rígido.

AI: ¿Te refieres a la Ley de 1975?

RN: Sí, pero no es propiamente una Ley, es un Decreto que simplemente captura todas las intenciones anteriores en una sola norma, cerrando la promoción a la migración extranjera, que hasta los 50 se hacía expresamente. Chile no tenía ningún programa de migraciones para atraer gente, lo que empieza a existir a partir de este momento es una ley de control. La Ley de Extranjeria. Estas son leyes de control, rigen los derechos y deberes de la población que está, y no se interesan en la población que se desplaza. No es una Ley de Migración.

La que existía, que es la del 1953, queda en desuso total, no existe sino formalmente, pero no se usa, contiene una categoría de migrante que no se quiere usar. Entonces ¿qué pasa con eso? Esta es una legislación que construye una barrera, no sirve para poder regular las distintas migraciones, y la migración espontánea se comienza a colar, y esa es la situación de status quo que se viene manteniendo. Sólo Piñera se atrevió a plantear el 2013 una legislación diferente, no necesariamente promigrante, sino una migración más receptiva.

AI: ¿Podríamos decir que desde el gobierno militar a la concertación hay continuidad, y Piñera es el perfeccionamiento de los decretos a una Ley?

RN: Mira, la política de migración ha sido un largo status quo hasta el 2018. Ese año se introduce un paquete completo de reformas, que nosotros nos veníamos planteando: un cambio de Ley, de política migratoria y medidas extraordinarias de administración; eso es una completa reforma. Este gobierno entendió el discurso, sabía que el tema no era ley, porque ellos no tenían un proyecto. Pero sabían que si no se daba un proceso de regularización del status quo cambiando alguna que otra medida administrativa, iban a quedar cojos. El paquete de medidas es el Proyecto de Ley.

III. Movimiento Social Migrante

AI: El Domingo 28 de Julio, el movimiento migrante se reunió en el Museo de la Memoria, en torno a diálogos políticos respecto a su situación actual. Ahí se evaluó como fallido el proceso de regularización extraordinaria.  Además, en esa jornada ocurrió otra cosa, se vio una comunidad migrante constituida más allá de su condición social precaria, se vio unidad que se plantea políticamente en un borrador de programa y su situación comienza a ser planteada en términos estratégicos. 

¿Cómo ha madurado el proceso organizacional del movimiento social migrante, en cuanto a unidad, solidaridad y estrategia?

RN: Hoy tenemos una serie de articulaciones que se han dado. El movimiento migrante como tal, es decir, organizaciones migrantes que se plantean objetivos estratégicos, tiene ya 5 años de formación y madurez aglutinados en la coordinadora nacional de migrantes.

En esta necesidad de resistir el proyecto del gobierno y las medidas que ha fijado, ha convocado a otros actores cercanos, que coexisten en espacios comunes y con los que pueden existir coincidencias. Estoy hablando de grupos que no son necesariamente migrantes, sino que son organizaciones de la sociedad chilena: ONG, movimientos políticos, partidos, organizaciones sociales y gremios, para actuar en conjunto con nosotros. Creemos que la unidad del movimiento migrante es un paso para la unidad de los migrantes con el pueblo chileno, que es un norte. Estamos en esa construcción, pero nos falta mucho.

Hay otras organizaciones que se han forjado, hoy se ha tratado de articular líderes o representantes de algunos migrantes que son pro-gobierno. Ahora, estos son pro-gobierno, más que biológicamente, por clientelismo, así son captados: hay una venta o un canje, “yo me acomodo, pero hablo bien de ti, y haciéndolo sirvo como tapón para el avance de los otros sectores”. Hay un proceso en eso, es realmente inicial, un escenario que recién empieza a dibujarse.

AI: También el domingo se planteaba una discusión por venir: el dilema parece ser la congruencia del movimiento migrante con los movimientos por defensa de derechos sociales de los mismos chilenos, en tanto se buscan estrategias de defensa de la vida en la cual se convocan mutuamente. En ese sentido ¿Cómo ves esa coexistencia? ¿Cómo se construye la colaboración, y cómo se construye también la autonomía política?

RN: Lo primero, es que creo que hay que partir de la base de que los migrantes son trabajadores. Eso significa que el tema de fondo es la defensa de los derechos de los trabajadores. Eso es lo que la lucha reivindicaría como base: mejores condiciones de trabajo, y mejores salarios. Frente a eso, respecto al caso de los migrantes, hay que agregar, para decirlo en términos generales, el problema de su ciudadanía. La valoración como un sujeto más; que requiere ese punto de partida.

Entonces, si los trabajadores chilenos incorporan esa lucha con ese reconocimiento del ciudadano al trabajador migrante, ellos van a ganar un aliado estratégico. Si los trabajadores migrantes entienden que su lucha es la misma de los trabajadores chilenos, a través de esa lucha garantizarán el éxito en la defensa de sus derechos específicos como migrantes, es decir, su derecho a la ciudadanía.

AI: Entonces planteas es una alianza estratégica

RN: Eso. Pero esa es una construcción que requiere mucha conciencia y confianza, mucho avance. Los trabajadores migrantes se sienten excluidos y al margen, mientras que el trabajador chileno lo mira con desconfianza; sobre esa base hay que construir. Cuando rompamos ese discurso de que el migrante le quita el trabajo al nacional, cuando seamos capaces de destruirlo, la alianza se va a dar. La solidaridad existe, si bien este es un país que tiene racismo como otros países, no es tan brutal o tan salvaje como en otros lugares, pese a que hay algunos tipos que nos quieren hacer creerlo.

El pueblo chileno es muy solidario, una de sus principales prácticas comunes son los aportes, el apoyo, la junta, las colectas, eso es real. Ahora, lo hacen con desconfianza cuando se trata del extranjero, ahí es donde hay que romper, ahí es donde hay que trabajar. El migrante no puede vivir en su ghetto, necesitamos hacer que su problema sea considerado como un problema nacional, eso es planteable:

¿Quién nos divide?¿Quién nos separa?¿Por qué?

Nos quiere dividir el discurso del gobierno, de los ultranacionalistas blancos –entre comillas porque no sé si son blancos o no–, nos dividen ellos. Ellos llaman a movilizaciones en defensa de del país, de Chile. Ahora no es contra la migración, no es el cierre de fronteras…

AI: Es en defensa de la chilenidad.

RN: Claro, en defensa de “lo chileno”. Entonces quedamos fuera, no nos incorporan, somos, abiertamente, el enemigo. Y Piñera lo dice, nos responsabiliza por el aumento del desempleo, del sida, de la saturación de la salud y de la educación. El objetivo es claro, es dividir y estancar el avance de los trabajadores.

AI: Ahí me gustaría detenerme, porque tocas un punto clave, digo, el miedo como forma de separación de la clase trabajadora, y la jerarquización que produce. ¿Cómo ves la respuesta frente a estas arremetidas, por ejemplo, en la última marcha del movimiento feminista, donde se incorporó al antirracismo y a la mujer negra a la protesta social? a mi parecer, se visibiliza que las diferencias construyen solidaridad y no separación.

RN: Yo creo que hay mérito propio. Hay mérito en el trabajo de los distintos actores. Uno de los grandes problemas es el paternalismo con el cual se pretende dirigir al movimiento migrante. Hay que romperlo. El Movimiento migrante como tal es autónomo, y tiene que seguir siendo autónomo, porque sino pierde su identidad. Que se incorpore el tema migrante en todas las luchas del país, correcto, que asuman un rol protagonista, eso está muy bien, pero no se puede perder la autonomía en eso.

El tema de los estudiantes lo tienen que llevar adelante ellos mismos, el feminismo lo tienen que dirigir las mujeres. ¿A los campesinos quién los tiene que dirigir? ¿un intelectual en una oficina, un académico? Hay que terminar con ese paternalismo. Hoy las compañeras migrantes no están encabezando por cualquier cosa, también avanzaron en su organización: hay una secretaría de mujeres migrantes, hay convergencias, distintos movimientos que se hacen presentes. Además, el sector más golpeado siempre es el que se piensa “más débil” o el que tiene más movimiento, o al que hay que golpear. Es evidente que las mujeres negras han sido brutalmente golpeadas: la estigmatización, la sexualización de la mujer migrante es una forma de violencia para contener la unidad.

La lucha y la resistencia de ambos grupos ha dado en ese punto. Hoy se habla de pares, las compañeras avanzan en esa paridad. Su capacidad de articulación es muchísimo mayor que la del resto del movimiento migrante, y está bien que avancen. Así deberíamos hacerlo en el resto de los espacios, aunque ahí los actores no somos considerados de la misma valía. El movimiento político no nos considera como iguales, y la verdad tampoco lo somos.

AI: Tu crees que la representación está siendo un problema, que no se respeta la práctica política autónoma de los migrantres ¿Cómo percibes esto desde la misma izquierda?

RN: Este paternalismo es alimentado por un utilitarismo, que se explica, principalmente, en los proyectos de financiamiento de ONG’s, sus investigadores o de académicos, que con un discurso disfrazado de pro-migrante, lo que están haciendo es reproducir la violencia y la explotación del trabajador migrante, no nos validad. Ese mismo día [domingo], incluso por los mismos actores invitados, se armó un sesgo en la mesa

AI: El de expertos y el de los migrantes

RN: El de los expertos y los otros, por no decir los estúpidos. En los foros donde se nos invita, se nos invita a dar testimonio. Nunca se nos invita a debatir el tema.

AI: Se divide el conocimiento con la praxis de los actores sociales

RN: Nos subestiman. Y cuando les demostramos que nuestro conocimiento y sistematización del problema es muchísimo más sólida, más coherente y más fuerte, somos considerados como enemigos dentro del mismo movimiento.

¿Acaso Thayer no dijo eso el domingo? Tuvo que reconocerlo ¿por qué? Porque ellos eran los intelectuales que querían gobernar el consejo nacional de migración. Cuando al que le correspondía dirigir ese espacio de representación pública institucional, era a los migrantes. ¿Se nos permitió? No, porque tenían toda una convergencia capaz de poder imponerse, junto con el apoyo del jefe de extranjería de ese momento, para subir a ciertas personas a ese consejo consultivo.

¿En qué devino ese consejo? En lo más pajero del movimiento chileno… debates y debates, discursos y discursos, donde nunca se concretó nada. No era un consejo, era una reunión para juntarse y escuchar lo que decía el ministerio de salud, el ministerio de educación… y no había dirección o construcción, nadie asumía ningún rol. El tema no es de ellos, ellos no lo vivencian. Ellos no conocen la vivencia del trabajador migrante, la estudian. Nosotros la vivimos todos los días, y sabemos cómo se plantea y qué necesita la gente, cómo los golpea el sistema migratorio, cómo dejan a los trabajadores en el limbo , donde pueden perder el trabajo, la residencia, simplemente por sujetarse a un envío de solicitud, incluso violentando la ley. Nosotros nos vemos todos los días, por eso tenemos la validez que el intelectual no tiene.

¿Con cuántos migrantes levanta un investigador un estudio?¿50?¿80? Yo eso lo atiendo en la fundación en dos días, o en uno. ¿Aquí quién tiene el acercamiento más legítimo con la realidad? Eso es lo que nos diferencia. La subestimación no nos permitió asumir la dirección de ese espacio.

Afshin Irani
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Licenciado en filosofía y estudiante del Magíster en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile.