La amenaza del neoliberalismo: El estopín de la revuelta social vencedora en Ecuador

Al cabo de un par de hora de debate, el Gobierno cedió, y anunció la derogación del Decreto 883, ante lo cual, por su parte, el movimiento indígena anunció el fin del paro nacional. Por una parte, algunos sectores en Ecuador han leído este resultado como un triunfo de la movilización popular, y una derrota del Gobierno. Sin embargo, Moreno anunció la elaboración de nuevas medidas económicas que deberán ser negociadas con distintos sectores de la movilización, entre ellas el movimiento indígena. ¿Significa esto el cese de la movilización y la omisión de las otras demandas populares? ¿Significa esto el repliegue del campo popular? Es complejo saber lo que va a ocurrir en los próximos días, sin embargo, por el momento, pueden subrayarse algunas certezas…

por Juliane Rodrigues Teixeira y Juan Pablo Vásquez Bustamante

Imagen / Quito, 9 de octubre, 2019. Fuente: Juliane Rodrigues Teixeira


En el presente artículo, se exponen un conjunto de antecedentes y reflexiones, que ayudan a conocer y comprender el origen y la evolución de la fuerte crisis política y social que se viven en Ecuador en los últimos días.

El “paquetazo” como catalizador del descontento.

El caos en Ecuador ha tenido como gran estopín, el anuncio de un paquete de medidas económicas, denominado “paquetazo”, el 1 de octubre de 2019, por medio de un decreto presidencial 883, anunciado por el primer mandatario Lenin Moreno. Dicho anuncio está relacionado con las medidas de ajuste fiscal establecidas por entidades internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, a partir del otorgamiento de préstamos solicitados por el presidente ecuatoriano a principios del corriente año1.

El decreto, entre otras medidas, estableció el fin de los subsidios a los combustibles, tanto a la bencina como al diesel, subiendo, este último, en un 123%2. Esta medida fue, en primer lugar, rechazada por los principales sectores del transporte en el país, iniciando un paro nacional el jueves 3 de octubre. Sin embargo, ya el viernes, los principales líderes transportistas habían llegado a un acuerdo con el gobierno, subiendo los pasajes a nivel nacional con el fin de compensar las futuras pérdidas generadas a partir de la medida económica adoptada.

En aquel punto, y en el marco de los primeros días de protestas, el gobierno ya había firmado un segundo decreto presidencial que tensionaba toda esta situación, con el cual, instauraba un estado de excepción en el país por un período de 60 días. Lo cual, le permitía utilizar las Fuerzas Armadas para contener las protestas sociales; relocalizar recursos económicos en sectores que considerase prioritarios, como el militar, sin la necesidad de pasar por la aprobación de la Asamblea Nacional; limitar la libertad de asociación y reunión, buscando disminuir la potencialidad de la movilización social3.

Sin embargo, la movilización no disminuyó, al contrario, el rechazo a las medidas de ajuste como catalizador del conflicto se dispersó hacia otros sectores sociales. Marco en el cual, una vez fuera del escenario los transportistas, se inicia una segunda etapa donde la movilización es conducida por distintos actores, y donde quizás se hace más visible la presencia de los estudiantes.

Ante este escenario de avance de la protesta popular, y de pliegue de distintos sectores organizados, el Gobierno desconoce la legitimidad de las demandas y los actores, criminalizando a sus protagonistas y acusando que se trata de una maniobra de grupos políticos ligados al ex presidente Rafael Correa.

El movimiento indígena lidera la movilización

En este escenario de movilización social, y desconocimiento político de parte del Gobierno, el movimiento indígena asume el liderazgo del proceso, abriendo una tercera etapa en todo este conflicto.

En ese marco, es relevante mencionar que durante la década de los noventa, en el contexto de las luchas de oposición y contención a las políticas de ajuste estructural neoliberal sintetizadas en el documento denominado Consenso de Washington, el movimiento indígena había sido el articulador y el motor del campo popular ecuatoriano. Esto tomó especial notoriedad, en su influencia y protagonismo en levantamientos, revueltas populares, e inclusive en derrocamientos presidenciales, como los de Abdalá Bucaram, en 1997; Jamil Mahuad en 2000; o la llegada y posterior caída de Lucio Gutiérrez en 2003 y 20054. Sin embargo, a partir de su participación en aquel último gobierno, este movimiento perdió aquel rol, y experimentó una baja capacidad de movilización y de convocatoria a los distintos sectores de la sociedad ecuatoriana, particularmente, durante el proceso de la Revolución Ciudadana.

En el actual escenario, dicho movimiento pronto se organizó, actuando durante el viernes 4, sábado 5 y domingo 6 en sus regiones, por medio del bloqueo de las principales vías terrestres del país. A partir de aquello, las protestas se intensificaron, y las distintas confederaciones indígenas anunciaron su marcha hacia Quito, convocando a una fuerte movilización y paro nacional para el día miércoles 9 de octubre.

En el marco de todo este proceso de conflictividad, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), apelando a que Ecuador es constitucionalmente un Estado Plurinacional, decretó estado de excepción en sus territorios, lo cual le permitiría detener y aplicar la justicia indígena a policías y militares que hiciesen ingreso a ellos5.

El martes 8 de octubre, bajo el liderazgo de la CONAIE, miles de indígenas hicieron su ingreso a Quito, desplegando y confirmando su conducción de la movilización popular, previo a la jornada de protestas y paro nacional del día siguiente6. Ante todo este escenario, el Gobierno de Lenin Moreno establece su tercer decreto presidencial en el marco de todo este conflicto, transfiriendo las actividades del presidente de la república y de todo el Ejecutivo a Guayaquil, dejando el Palacio de Carondelet en Quito (palacio de gobierno) bajo las Fuerzas Armadas, en los hechos, huyendo de las largas protestas que estarían por venir en la capital del país.

En ese marco, las protestas, que ya se estaban generado a lo largo de varias ciudades del país, se intensifican en Quito. Contexto en el cual, grupos movilizados hicieron ingreso y ocupación del edificio de la Asamblea Nacional del Ecuador (poder legislativo). A partir de ese momento, se notificaba el cuarto decreto presidencial de todo este periodo de conflictividad, con el cual, el presidente Lenin Moreno estableció un toque de queda en el país, entre las 20:00 y las 05:00 hrs, ampliando los poderes de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional para detener manifestantes, especialmente los que se encontrasen próximos a instalaciones públicas.

A contar de aquellos hechos, se ha ampliado e intensificado la represión a las protestas, incluso con las fuerzas del orden atentando en contra de hospitales y universidades que alojaban a los manifestantes. De hecho, el miércoles 9 de octubre, la Ministra del Interior, Paula Romo, reconoció el lanzamiento de gases lacrimógenos en contra de tres universidades que servían de refugio y centro de acopio y de prestación de servicios humanitarios a los miles de manifestantes indígenas7, infringiendo normas de Derechos Humanos y Derecho Humanitario Internacional. Situación que culminó con la muerte de algunas personas, como el caso de uno de los líderes del movimiento indígena, Inocencio Tucumbi Vega, confirmada por la Defensoría Pública del Pueblo de Ecuador8.

Toda esta situación conflictiva, lejos de superarse, se agudiza con los días. Por una parte, las protestas populares se amplían e intensifican. El día viernes 11, como ejemplo, hicieron su llegada a Quito para unirse a las movilizaciones, delegaciones de indígenas de otras regiones y confederaciones, como aquellos de la Amazonia9, por otro lado, el Gobierno de Lenin Moreno ha respondido con más desconocimiento político y más represión, como ejemplo, el día sábado 12 se decretó un toque de queda indefinido en Quito desde las 15:00 hrs. en adelante.

Ampliación, intensificación y radicalización de las protestas

Con el correr de los días, las protestas populares que se llevan a cabo en Ecuador, no solamente se han intensificado, si no que las demandas se han radicalizado. El inicio de todo esto, estaba accionado a partir de la eliminación de la subvención a los combustibles. A contar de la segunda etapa descrita en este texto, las grandes demandas pasaron a ser: la eliminación completa del “paquetazo” neoliberal y la derogación del estado de excepción. Sin embargo, los días posteriores al paro nacional del 9 de octubre, se instaló como demanda popular, junto a lo anterior, la destitución del presidente Lenin Moreno y la salida del FMI del Ecuador.

Para el sociólogo político de Flacso-Ecuador, Franklin Ramírez, esta radicalización de la movilización en Ecuador, en gran parte, es responsabilidad del propio manejo del Gobierno10. Pues, el presidente Lenin Moreno, no solo no ha manifestado voluntad de revocación del “paquetazo”, sino que, su política ante esta crisis ha rondado por tres tipos de respuesta: la fuerte represión a las protestas utilizando a la policía nacional y a las fuerzas armadas; acusar al ex presidente Correa, e inclusive a Nicolas Maduro, de ser responsable de todo este fenómeno en función del desarrollo de un golpe de estado; y, a lo menos un par de veces, anunciar una cercana solución al conflicto, a partir de supuestas conversaciones con el movimiento indígena, lo cual no ha resultado ser cierto.

Es decir, el gobierno permanentemente ha desconocido el conflicto, las demandas y los actores en tensión, lo cual, ha empujado que esos mismos actores se radicalicen sobre sí mismos, cada vez más.

La mención al ex presidente Correa es compleja. Lenin Moreno no solo lo ha acusado públicamente de estar detrás de este conflicto, sino que también lo culpa de ser el responsable de los problemas económicos del país. Sin embargo, en este punto existen dos factores que son claves. En primer lugar, este conjunto de movilizaciones efectivamente responde a actores y demandas populares, no es ni una pura confabulación ni una maniobra correísta. Más aún, quienes la han encabezado principalmente, ha sido el movimiento indígena, el cual nunca fue parte del gobierno de Rafael Correa, y que, al contrario, en gran parte del periodo de la Revolución Ciudadana, estuvieron en conflicto con él. Es por eso que, cuando Lenin Moreno acusa a Correa de estar detrás de esta movilización, no solamente no es cierto, sino que es un acto de desconocimiento especialmente simbólico para el movimiento indígena como actores e interlocutores políticos. Lo que, siguiendo la tesis de Ramírez, los empuja a radicalizar más y más sus demandas.

Más todavía, a través de un efecto encadenado, sería posible afirmar que en cierto sentido, esas acusaciones del actual primer mandatario han beneficiado al correismo. Pues, a partir de la radicalización de la protesta popular, se instaló como demanda del proceso la destitución del presidente Lenin Moreno, y esa sí es una posición, o a lo menos un anhelo, del correísmo. Ante la cual, el propio ex presidente Correa es uno de los pocos actores de la política ecuatoriana que ha venido planteando desde el inicio del conflicto, una salida constitucional a la crisis y que implica la destitución de Lenin Moreno, como lo son, el mecanismo denominado “Muerte Cruzada” y una convocatoria a nuevas elecciones de parte de la Asamblea Nacional. Ambas propuestas, presentes en la Constitución del Ecuador. Siendo, además, el correísmo una fuerza política con bancada legislativa, con bases sociales, y presente a lo largo de todo el país, es decir, con ciertas condiciones para empujar aquel proceso.

En segundo lugar, es importante recordar que Lenin Moreno fue parte del Gobierno de Rafael Correa como Vicepresidente durante el período de 2007-2013, y que ganó las elecciones que lo llevaron a ser presidente, como candidato oficialista de Alianza País y la Revolución Ciudadana, defendiendo su legado y ofreciendo su programa. Moreno ganó las elecciones con los votos que le traspasó Correa, e, inclusive, afirmando publicamente que este último había sido el mejor presidente de la historia del Ecuador. Por lo tanto, las acusaciones al gobierno anterior de corrupción y de malos manejos económicos que habrían llevado a la crisis de los últimos años, si bien pudiesen ponerse en debate, de todas formas lo involucrarían a él mismo, a lo menos, en posición de complicidad.

El gobierno de Lenin Moreno: la promesa postcorreista y la agenda neoliberal

Al inicio de su gobierno, Moreno instaló discursivamente la promesa de combatir la corrupción generada y permitida en el gobierno de Correa, y cambiar el estilo personalista y confrontacional de este último, por uno más democrático, participativo, inclusivo y que no se superpusiera a las instituciones. A partir de aquello, generó alianzas con diversos sectores sociales y políticos en el país, muchas veces encontrados entre ellos, organismos y personalidades de izquierda, ecologistas, organizaciones sociales, dirigentes indígenas, sindicatos, empresarios, grupos de la oligarquía, y otros, articulados en torno al gobierno a partir de aquella promesa de transición postcorreista. Sin embargo, al poco andar quedó claro que lo que estaba haciendo Lenin Moreno, era un fuerte viraje en la línea económica del gobierno11.

Moreno, pasó a implementar políticas de austeridad y liberalización económica, contradiciendo el plan de gobierno por el cual había votado la ciudadanía y con el cual se le hizo presidente. Los pactos postcorreistas se fueron diluyendo, y poco a poco fue quedando claro que en realidad, Moreno gobernaba con los sectores empresariales y la derecha ecuatoriana, que su política de alianzas regionales era la Alianza del Pacífico, que sus aliados serían Macri, Piñera, e inclusive Bolsonaro, y, entre otras cosas, que su política económica iba a estar en estrecha relación a los recursos que consiguiera desde el Fondo Monetario Internacional, que es, precisamente, de lo que se trata el “paquetazo”, lo cual gatilla todo este actual conflicto.

Esta crisis que vive el Ecuador en la actualidad, es el estopín final de una serie de medidas de corte neoliberal tomadas durante el gobierno de Lenin Moreno12, y la movilización es la respuesta que surgen desde un campo popular dormido durante años, que al parecer se encuentra en proceso de recomposición y, tal vez, de rearticulación.

Apuntes y preguntas al cierre

En la actualidad, Lenin Moreno sigue en el poder, amparado por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional Ecuatoriana, con el apoyo de la derecha y las élites económicas del país. El domingo 13 de octubre, por primera vez, se abrió una ronda de diálogo entre el Gobierno y el movimiento indígena, mediado por la Conferencia Episcopal y Naciones Unidas. En ella, Moreno abrió su intervención insistiendo que los “actos de violencia” estaban impulsados por el correísmo, y mostrándose dispuesto a conformar una comisión que introduzca cambios al Decreto 883. Por su parte, los dirigentes indígenas plantearon que cualquier negociación, podría darse solamente derogando por completo aquel decreto.

Al cabo de un par de hora de debate, el Gobierno cedió, y anunció la derogación del Decreto 883, ante lo cual, por su parte, el movimiento indígena anunció el fin del paro nacional.

Por una parte, algunos sectores en Ecuador han leído este resultado como un triunfo de la movilización popular, y una derrota del Gobierno. Sin embargo, Moreno anunció la elaboración de nuevas medidas económicas que deberán ser negociadas con distintos sectores de la movilización, entre ellas el movimiento indígena.

¿Significa esto el cese de la movilización y la omisión de las otras demandas populares? ¿Significa esto el repliegue del campo popular? Es complejo saber lo que va a ocurrir en los próximos días, sin embargo, por el momento, pueden subrayarse algunas certezas: primero, Lenin Moreno sufrió una dura derrota en cuanto a su paquetazo de medidas económicas, sin embargo, por lo menos por ahora, se mantiene en el poder amarrando procesos de negociación; segundo, el movimiento indígena recuperó la vocería y la vanguardia del campo popular ecuatoriano; tercero, a partir de todo este conflicto, el campo popular, que se había manifestado desarticulado, y en los últimos años pasivo ante el rumbo de la política económica del gobierno, parece reconstituirse y transformarse en un actor con capacidad de disputar poder a las élites; cuarto, aquella reconstitución, e, inclusive, rearticulación del campo popular ecuatoriano, se generó al calor de una disputa de rechazo a una profundización neoliberal.

Notas

1  https://www.elcomercio.com/actualidad/ecuador-alcanza-acuerdo-tecnico-fmi.html
2  https://www.dw.com/es/fmi-alaba-medidas-econ%C3%B3micas-anunciadas-por-len%C3%ADn-moreno/a-50686490
3  https://www.metroecuador.com.ec/ec/noticias/2019/10/03/significa-estar-estado-excepcion.html
4  https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49983047?ocid=socialflow_facebook&fbclid=IwAR05nVEzmJI3De-cb89CEczhbL1lXtvvYQOw05Hm4MwdeFZuDJeHV3VyxP8
5  https://www.metroecuador.com.ec/ec/noticias/2019/10/06/significa-estado-excepcion-declarado-la-conaie.html
6  http://spanish.xinhuanet.com/2019-10/08/c_138454399.htm
7  https://www.elnorte.ec/actualidad/lanzan-gas-contra-dos-universidades-y-la-casa-de-la-cultura-ecuatoriana-ministra-se-disculpa-YA534616
8  https://www.elcomercio.com/actualidad/defensoria-muerte-manifestante-conaie-protestas.html
9  https://wambra.ec/la-amazonia-llega-a-quito-en-respaldo-a-movilizacion-indigena/
10 https://www.facebook.com/VocesPlataformaDigital/videos/793400291118227/
11https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/04/04/que-pasa-en-ecuador/
12 https://lalineadefuego.info/2019/05/23/el-rapido-retorno-del-neoliberalismo-y-la-deriva-de-lenin-moreno-por-matthieu-le-quang/

Juan Pablo Vásquez Bustamante
+ ARTICULOS

Doctor en Estudios Americanos. Profesor de la Universidad Alberto Hurtado.

Juliane Rodrigues Teixeira
+ ARTICULOS

Candidata a doctora en Estudios Americanos, Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile.