“(N)os la vamos a jugar porque haya participación inmigrante, … decidimos aprobar” entrevista a Héctor Pujols (Coordinadora Nacional de Inmigrantes)

¿Por qué se hace famosa esta jugada de la UDI? Porque ellos ya no hablan de pobblación migrante, hablan de población venezolana, y yo creo que hay un estigma y una incomprensión de lo que ocurre en Venezuela. Creo que se nos pinta todo de blanco y negro, chavista o antichavista. Aunque ese eje evidentemente sigue cruzando a la población inmigrante acá, lo que vemos en Chile -y eso nos lo transmiten nuestras compañeras y compañeros de la Coordinadora y otras organizaciones- es que la realidad es más compleja. Lo que sí es evidente es que existe una minoría, que yo llamo la élite venezolana en Chile, que está vinculada a una diáspora más política, entendiéndola como representación institucional.

por Afshin Irani

Imagen / Dominicanos en manifestación por una nueva ley migratoria. Fuente: Sergio, Flickr


Como era de esperarse, la población migrante tuvo que luchar para no ser excluída del plebiscito del 26 de abril. Finalmente, y luego de muchas semanas de incertidumbre, el pasado lunes el Servicio Electoral (SERVEL) publicó el padrón provisorio de ciudadanos habilitados para votar en el plebiscito de abril, donde se confirmaba la habilitación de 348.040 inmigrantes. Esta es, a todas luces, una de las más recientes victorias de las organizaciones inmigrantes, la cual tiene una historia que se remonta a principios de la década. Para conversar de este proceso, sus antecedentes y también de los estigmas y desafíos de las organizaciones inmigrantes de cara al plebiscito, entrevistamos al presidente de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, Héctor Pujols.

Afshin Irani: Primero, Héctor, te quería dar las felicitaciones por finalmente conseguir como movimiento ratificar el voto en las mayorías de la población migrante, sin duda este un hito que marcará este proceso constituyente.
Ahora, justamente, mi primera pregunta va enfocada en cómo entendemos este hito como un proceso en la historia del movimiento migrante en Chile. Entiendo que la demanda por participación electoral es anterior incluso al estallido social, y desde que existe ha variado un par de veces ¿A qué procesos se remonta?

Héctor Pujols: Muchas Gracias. Mira, El derecho a voto para los extranjeros residentes que llevan más de 5 años en el país lo establece la actual constitución, por lo tanto, existe desde 1980, de hecho, votaron extranjeros para el plebiscito del 88′, pero claro, eran un porcentaje muy menor.
Ahora ¿Cuándo empieza a tener más sentido la reivindicación por parte de las organizaciones? Es a partir del 2012, con la reforma de la Ley electoral que es la inscripción automática. Esto da cuenta que hay un porcentaje de peruanos, sobre todo, en la comuna de Santiago que no es menor. Es durante la inscripción automática que nace una organización que se llama “Fuerza Inmigrante”, que existió para presionar y terminar con el mandato del entonces alcalde Pablo Zalaquett, que había tenido una batalla muy dura por, literalmente, expulsar de la comuna, sobre todo de la calle Catedral, a los peruanos que se asentaban ahí. Él pierde las elecciones de 2012 con una participación importante de la población inmigrante, así entra Carolina Tohá. Esa es la primera reivindicación histórica del voto migrante.
Pero luego han habido distintos hitos. Desde la Coordinadora Nacional de Inmigrantes siempre hemos estado tratando de fomentar la participación, mas que tomar partido por algún candidato, a pesar de que pueden haber simpatías obvias. Este derecho nos parece clave.

AI: ¿Crees que primero hay una conciencia territorial de la importancia del voto y desde ahí evoluciona a una demanda más universal?

HP: Al principio sí, pasó algo similar en Iquique y Arica. Esta última y Santiago eran las que la llevaban en realidad, porque el padrón no era menor. Ahora, la participación normalmente ha sido muy baja, como dato, en las últimas elecciones del 2017 votamos sólo el 20% del padrón inmigrante con derecho a voto. Ahora, tampoco esto es muy diferente de la participación en Chile, en la misma Santiago para las elecciones de 2016 fue sólo del 26%.
Pero bueno, con el aumento del padrón electoral de la población migrante, que ha ido aumentando año tras año en todo Chile, la demanda toma un carácter nacional. En 2017 hablábamos de 250 mil personas que pudieron ejercer derecho a voto para parlamentarias y presidenciales, ahora en 2020 ya, para el plebiscito serán 100 mil más. Si bien no es un porcentaje que pueda determinar casi los 15 millones de habilitados para votar, que voten 350 mil personas es importante.

AI: ¿Cómo entender en este contexto el conflicto con el SERVEL?

HP: Los conflictos comienzan en 2017 con el uso del término “avecindamiento”. La actual constitución establece que los extranjeros que tengan más de 5 años de “avecindamiento” podrán tener derecho a voto. Resulta que “avecindamiento” no tiene respaldo en materia jurídica, es un término político que da paso a diferentes interpretaciones que siempre chocan con “ciudadanía” o “residencia”, que son términos más jurídicos, por así decir.
¿Cuál era la interpretación que hacía el Departamento de Extranjería, que es el que tiene que entregarle el padrón al SERVEL cuando se cumplen este “avecindamiento”? El criterio era la visa definitiva para poder sufragiar. Nosotros, en cambio, interpretamos que “avecindamiento” se refiere a cualquier tipo de residencia. Por ejemplo, si tú has tenido un año de visa de estudiante, otro de visa temporaria y tres de definitiva; para Extranjería no podrías votar, para nosotros sí. Esto es en 2017.
Para tensionar esta interpretación, fuimos al SERVEL con dos personas de nacionalidad peruana con los 5 años de avecindamiento según nuestra visión, a inscribirlos de forma automática. El SERVEL nos aceptó la inscripción, por lo tanto, dio la razón a nuestra interpretación, y así forzamos el choque de interpretaciones entre las instituciones. Lo que hemos visto ahora, es que Extranjería ha cedido a nuestra interpretación, y personas que antes no cumplían con los requisitos ahora están incorporados. Esto es una ganada no menor.

AI: Es claro que es una demanda histórica y no coyuntural. Sin embargo, hay resistencias y apoyos a este proceso que nacen de la coyuntura. Ustedes fueron al congreso acompañados con el Frente Amplio y particularmente con Gonzálo Winter (CS), pero también en el mismo espacio hubo oposición. ¿En qué crees que se basa el apoyo y en qué la oposición?

HP: Mira, el proyecto tiene dos patas, por así decirlo. Por un lado, que los extranjeros puedan votar, y por otro, que es nuestra avanzada, que puedan ser electos sin la necesidad de ser nacionalizados.
El primer punto, en general, recogió un apoyo transversal. Con Winter tenemos una muy buena relación, nos conocemos previo a que él fuese electo en el distrito 10, que es una zona con una población inmigrante muy grande. Al congreso fuimos con él, pero conversamos con diputados del PC, de la DC, incluso de RN; ellos en ese punto no tenían mayor problema, pues cualquier diputado de zonas donde haya alta población inmigrante sabe que es necesario garantizarle derecho a voto.
En el otro punto, el apoyo fue mínimo. Sigue muy vinculado a esto la idea de que los derechos políticos sólo existen para el chileno de todas todas. Esa idea del ¿qué vienes a opinar tú si vienes llegando? sangre, tierra, patria, en fin. Lo estamos peleando aún.

AI: Pasando esta parte más técnica, por así decirlo, empiezan todas las interrogantes e incertidumbres que inundan la discusión pública respecto a cómo se comportaría la participación migrante. Hay mucha especulación en base a avanzadas políticas de distintos sectores, la UDI, por ejemplo, muestra públicamente su trabajo con venezolanos que, sin ser menor, tampoco abarca la totalidad de esta. Por otro lado, la izquierda la pasa mal pensando qué puede pasar con las diásporas disidentes de un gobierno de izquierda como el de Maduro.

HP: Es complejo porque hay mucho de mito, la UDI es de los últimos partidos que tienen un departamento o un espacio orgánico para la participación de la población migrante. Hay otros que los tienen hace muchos años, particularmente en la izquierda como el PPD, el PC, CS, RD; ellos hace años tienen un espacio migrante. En el resto de la derecha está Evópoli y RN que tienen participación migrante hace más de un año.
¿Por qué se hace famosa esta jugada de la UDI? Porque ellos ya no hablan de pobblación migrante, hablan de población venezolana, y yo creo que hay un estigma y una incomprensión de lo que ocurre en Venezuela. Creo que se nos pinta todo de blanco y negro, chavista o antichavista. Aunque ese eje evidentemente sigue cruzando a la población inmigrante acá, lo que vemos en Chile -y eso nos lo transmiten nuestras compañeras y compañeros de la Coordinadora y otras organizaciones- es que la realidad es más compleja. Lo que sí es evidente es que existe una minoría, que yo llamo la élite venezolana en Chile, que está vinculada a una diáspora más política, entendiéndola como representación institucional. Es decir, aquí hay exalcaldes, exdiputados, exconcejales de los partidos de oposición, los que se vinculan a la UDI en partidos venezolanos que existen en Chile como ‘Voluntad Popular’, o ‘Vente Venezuela’. Son los que crearon la comisión presidencial para la diáspora venezolana que negocia con el Gobierno chileno, y que recientemente el Ministerio de Bienes Nacionales les consiguió una sede. Esa élite vive de las preventas del Gobierno de Piñera y en su mayoría no viven las penurias y precariedades producto de la política antimigrante que vive la mayoría de la migración venezolana en Chile.

AI: ¿Crees que haya todavía un rechazo de la diáspora en general a esta élite que viene del ex pacto binominal, el Punto Fijo? ¿hasta qué punto la crítica al chavismo puede ser relevante en el voto inmigrante?

HP: La verdad que no. Entre el punto fijo y hoy hay casi 20 años de chavismo, y el rechazo al gobierno actual, por errores, corrpución, etc. sí existe y es mucho. Ahora, eso no significa que ese rechazo se traduzca en voto, o que el voto sea mecánicamente para la derecha. Piñera le ha fallado a la diáspora venezolana igual. Primero los llamó a venir hacia Chile y luego los tiene sometidos a un régimen de precarización que no es menor. Hay mucho rechazo también a cómo Chile Vamos ha manejado su política migratoria, y es normal que la población inmigrante se sienta afectada.

AI: ¿Ustedes como Coordinadora tienen pensado movilizarse y llamar a votar por el Apruebo?

HP: Mira, nosotros en nuestras asambleas y posteriormente a los cabildos definimos que hacía falta una nueva constitución y que nos la jugábamos por una Asamblea Constituyente. Esto fue el 21 de octubre, 3 días después del día que se considera como inicio del estallido y antes de que se consolide el acuerdo por la paz. Nosotros nos la vamos a jugar porque haya participación inmigrante, pero nuestra opción la definimos en conjunto y fue aprobar. Y por eso nos han criticado de todos lados y nos han dicho cualquier cosa, pero estamos convencidos que esto, además de una serie de modificaciones a la forma en que se tratan a los inmigrantes, hace mucha falta en Chile.

AI: ¿Hay algún derecho en particular por el que se movilizarán?

HP: Por el derecho a migrar, de todas formas. También por el derecho a la ciudadanía plena para las personas inmigrantes. Nos parece trascendente que haya balance entre los deberes que ya cumplimos y los derechos que merecemos. En este sentido, miramos experiencias en otros lados donde existe este derecho, y ha funcionado con dificultades, pero no deja de ser un avance, como es el caso de Ecuador.

AI: Justamente, el caso ecuatoriano es interesante para ver estos derechos en perspectiva comparada. Ellos tuvieron una Asamblea Constituyente en 2008 y las únicas cuotas que existieron fueron para los inmigrantes ecuatorianos en el extranjero. Como mencionas, esto tuvo repercusión en los derechos consagrados en una constitución bastante progresista si se le compara a la chilena ¿Qué rescatar y qué desestimar del caso ecuatoriano?

HP: Hay bastantes diferencias con el caso chileno. Para empezar, si bien Ecuador recibe migración, particularmente de migrantes desplazados desde Colombia y Venezuela, la conciencia del problema nace de la misma diáspora ecuatoriana. Son casi 3 millones de desplazados de Ecuador hacia Europa, EEUU, etc. y desde ahí se toma conciencia de la necesidad de tener este derecho, que no deja de ser necesario y deseado por nosotros. En Chile, si bien hay chilenos en el extranjero, estos no son un actor político en el tema migratorio, al menos acá. Nosotros, los extranjeros en el país, hemos sido el sujeto político que ha puesto el tema encima de la mesa.
Ahora, hace poco tuvimos una experiencia muy interesante en las jornadas que tuvo la CIDH en Santiago para tratar el tema de las violaciones a las DDHH de los inmigrantes, y llegaron muchos chilenos exiliados que, en su vuelta al país, por alguna u otra razón no fueron reintegrados a la sociedad y fueron tratados de distintas formas como extranjeros. Eso no deja de ser interesante para el movimiento.

AI: Finalmente, Héctor, una de las grandes expectativas de todos es barrer con el rastro de la Doctrina de Seguridad Nacional, en este caso de Pinochet, que parece haberse eliminado del resto de países latinoamericanos que tuvieron experiencias dictatoriales, pero que aquí sobrevivió con la transición. La migración ha sufrido mucho con el diseño de “enemigo interno” que permite este texto, siendo usada como comodín. ¿Cómo ves planteado esta posibilidad de superación de este fenómeno?

HP: Como dices, la migración ha sido muy afectada al ser tratada como enemiga de los chilenos, pero también los pueblos originarios, las periferias, las juventudes, etc. Siempre se ha buscado un enemigo interno, y es evidente como en los últimos años el gobierno de Piñera ha abusado de la migración en este sentido. No vienen a hacer la revolución, no vienen a “ser subversivos” como decía Pinochet, pero sí vienen a “dañar el país”, como decía Pinochet, porque nos quitan el trabajo, porque traen el VIH, etc. Y pasa con los chilenos en el exterior también, bajo esa lógica de que, si se fueron, fue por algo: porque eran terroristas, comunistas, etc.
Esperamos que el nuevo marco constitucional supere esto, no necesariamente tiene que ser tan progresista para hacerlo. Ese es un debate que también hay que tener ¿no? No se trata de que con un cambio de constitución vayamos a avanzar, eso está por verse y dependerá de la fuerza del movimiento popular. Pero si eliminamos esa lógica del enemigo interno, yo me doy por satisfecho. ¿Qué quieres que te diga? es la realidad, me gustaría otro tipo de avance, pero es lo que hay.

Afshin Irani
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Licenciado en filosofía y estudiante del Magíster en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile.