Teoría para no aculturados, II. La jerga de la heterogeneidad

por Claudio Aguayo Bórquez

“En este caso, al no ser teóricamente rastreable, el anti-estatismo de la izquierda chilena opera como la necesidad por adherirse al discurso públicamente aceptado del liberalismo. La idea del pueblo “colosal” con deseos de “autonomía y libertad” coincide, punto por punto, con una ominosa necesidad de hacer aparecer el corazón de la subjetividad capitalista como contenido positivo de la política de izquierda. Después de todo sí, nosotros también queremos libertad, propiedad privada y emprendimiento: ¿de dónde surge esta representación del pueblo?, ¿qué autoriza a separar, sociológicamente, el “deseo de ser felices” como dice Ruiz, de la lucha por mejoras económicas?, ¿cuál representación, cuál imaginario de la felicidad está en la base del deseo de ser felices que Ruiz atribuye al pueblo-sujeto de la revuelta chilena? Dejo este set de preguntas en suspenso, no sin enfatizar lo inconveniente de su irresolución.” Continuar leyendo

Teoría para no-aculturados, I

por Claudio Aguayo Bórquez

El gran ensayo deposita una enorme confianza en el estado y particularmente en el ensamblaje gobierno-pueblo para la tarea de “desmontar bloque a bloque el muro que nos cierra el camino”. Sólo un eclecticismo sin límites podía proponer este tipo de andamiaje entre pueblo, heterogeneidad, gradualidad y “desmonte” de la subjetividad neoliberal. Por eso las soluciones terminan siendo igualmente abstractas (“ir más allá de la mercancía y el valor de cambio”) o consignistas (desmontar el neoliberalismo “palmo a palmo”). El destino abstracto de las soluciones ofrecidas se refleja también en la mentada “lógica de lo común” que sería oposicional a la lógica o racionalidad neoliberal. Althusser también hablaba de los intersticios e islotes de comunismo en el capitalismo contemporáneo, pero los identificaba: un estadio de fútbol, una reunión, una fiesta. Precisamente porque la intensificación del capitalismo en la era de los datos ha hecho imposible una individualización transparente de dichos islotes –casi podría decirse, ocupándolos con el big data y la estructuración tecnocapitalista de los intercambios sociales– es que requerimos que el enunciado “lógica de lo común” se despliegue en algún sentido que no sea el de la consigna. De otra manera, sólo aparece como un guiño teórico hacia un lugar indeterminado –contrastando además con el reverso político de la apuesta de El gran ensayo: el estado como palanca de cambio del gradualismo anti-neoliberal. Continuar leyendo

El largo plazo, el universalismo, y el sistema-mundo: reflexiones sobre un posible proyecto de izquierda

por Luis Garrido Soto

Si el largo plazo debe ser tomado seriamente en cuenta pues también lo global —el sistema-mundo, si se quiere— debe considerarse seriamente en un proyecto de izquierda. De nada sirve apelar al “internacionalismo proletario” si solo se limita a ser un eslogan sin contenido político concreto, o circunscribiéndose a acciones políticas particulares de corto plazo motivadas por algún asunto específico. ¿Por qué es tan importante? Pues, no solamente en el reconocimiento del mercado mundial como escenario concreto en el cual hay que tomar medidas protectoras lo cual conlleva, de hecho, una posición más bien pasiva por parte de los proyectos de izquierda en este ámbito que no es fructífera en el largo plazo. Continuar leyendo

La bandera de la libertad tiene color rojo: Sobre Marx y el derecho al ocio

por Diego Saavedra Aceituno

Es fundamental defender el derecho al ocio, como conquista social para el pueblo trabajador, para que de esta forma las personas tengan derecho al tiempo libre, al descanso de sus ocupaciones del trabajo, o como simple actividad de distracción. Ahora concretamente para quienes creemos en la transformación radical de la sociedad, en la lucha por un nuevo mundo, defender el ocio es un imperativo insoslayable. Significa apropiarse de un arma poderosa para los intereses de la clase trabajadora. El tiempo libre, que constituye la idea detrás del ocio se entronca con la concepción de la libertad, pero una libertad en clave revolucionaria. No la concepción liberal abstracta de la libertad, que un último término, es la libertad de la burguesía. Su afán egoísta de la propiedad privada, del desarrollo del libre comercio y de nuevos mercados para transar libremente mercancías por el mundo. La defensa del ocio, por el contrario, se conecta con una libertad real y verdadera. Continuar leyendo

Mininco incorporation

por Claudio Aguayo Bórquez

Pregunta obligada es cómo un gobierno con una ideología autonomista termina aplicando una ley especial, cuyo único fin es la represión de carácter político (fue la ley que terminó con Alejandra Matus como la primera exiliada de la democracia chilena), a un sujeto cuya agencia política está sustentada en el mismo discurso teórico-político público que enarbola no sólo ya un intelectual (¿orgánico?) del frenteamplismo, sino también en el pasado el propio presidente, quien el 16 de octubre de 2021 declaraba que “la militarización de La Araucanía sólo va a traer más violencia”. Me parece que esta disociación produce efectos devastadores en la subjetividad de izquierda, porque si bien al nivel práctico de la llamada realpolitik y el “maquiavelismo fruna” del muñequeo parlamentario un cambio de opinión puede ser admitido, la vivencia de estos meses ha sido un travestismo de los conceptos, una capitulación de los principios teóricos. Pasó con los “retiros”, donde surgieron discursos perfectamente monetaristas para contener la inflación, se repitió con los estados de excepción en el sur y ahora con la aplicación de la Ley de Seguridad Interior a Héctor Llaitul. Continuar leyendo

Ya no es posible esconder la muerte. Notas sobre cine, televisión y violencia a cinco meses de guerra en Ucrania.

por Luis Thielemann H.

El Batman de Reeves pone fin a un ciclo sin inaugurar nada, es pesimismo y crisis de sentido, también necesidad de un cambio más allá de lo que puede el superhéroe. La imagen absurda en que queda Iron Man luego de la guerra en Ucrania, es la imagen de las amenazas de las nuevas derechas que no se traducen en más que llamados a que otro, la policía o el ejército, ejerzan la violencia que desean. Ellos no son capaces, tampoco lo son policías y militares. Son tiempos de límites, también para la ultraderecha basada en el retorno a 1990. Batman, lo sabemos, no es de izquierdas, pero en la última película se declara el vacío político del fascismo, también el de la clase social de Bruce Wayne. Batman, como la mejor expresión de la juventud burguesa, ya no tiene más que ofrecer que el cuerpo. Un cuerpo que se nos recuerda débil y limitado. Sus enemigos, también minimalistas y realistas, dan cuenta de ese desborde: la situación de caos de Gotham no es su culpa, sino su ecosistema. No se acabará cuando ellos se acaben. Continuar leyendo

Cuchillo y tenedor

por Claudio Aguayo B.

No se trata de exigir un paquete de medidas expropiadoras, sino de demostrar, en un plazo urgente, la capacidad de la izquierda para responder a las necesidades materiales de las clases laboriosas que protagonizaron el estallido del 18 de octubre. Juzgar a los obreros cuando se inclinan al rechazo porque tienen hambre o frío, parece más un moralismo idealista que un realismo pragmático. Sólo una izquierda que sabe mostrarse decididamente de parte de los sectores subalternos en las coyunturas de crisis capitalista puede triunfar en una situación como esta, incrementando el poder de compra y el acceso a bienes básicos de la clase trabajadora, y poniéndole límites al único sector de la sociedad que tiene –como dice el economista marxista Richard Wolff– la potestad de fijar precios y mantener la tasa de beneficio a expensas de los pobres. Continuar leyendo

Una renuncia como punto de partida, una muerte como un inicio. En homenaje a Luis Sierra Bosch

por Luis Sierra (presentación de Felipe Ramírez)

Es verdad que de la distribución del ingreso existente no somos los causantes originales, sino que es una herencia de la dictadura militar, pero la hemos consolidado, cristalizado. Además la hemos legitimado tanto al poner el foco de las políticas sociales sólo en los temas de la pobreza y extrema pobreza y al aceptar el discurso de la derecha de que ella se soluciona sólo vía educación, cuando en realidad la distribución del ingreso es el producto de la distribución de un conjunto de activos que componen la riqueza, siendo la  educación sólo uno de ellos y en las diferencias de calidad de esta última más que originar  una mala distribución del ingreso la expresa y la reproduce. Sí, en cambio, somos responsables directos de la desintegración del tejido social con el que fue posible derrotar la dictadura militar, tanto por nuestra acción gubernamental como por la omisión en que hemos caído en nuestro trabajo partidario en la gestación de organización social y ciudadana. Continuar leyendo

Categorías de la crítica

por Luis Velarde Figueroa

Paradójicamente es la misma corriente marxista la que ha hecho daño a sus propios aportes. Una de las formas en que se ha producido esto es a través de hipostasiar análisis, clasificaciones, banderas de lucha, etc. Por ejemplo, cuando en un campo de lucha histórico determinado ciertas consignas o estrategias se han revelado en su propio contexto como la meta del movimiento social de los trabajadores, luego son repetidas las mismas consignas o estrategia como meta de las organizaciones en cualquier momento, contexto político, histórico, nacional, etc. Así sucede con la eterna división en la misma izquierda entre parlamentarismo y extra parlamentarismo, entre insurrección militar o reformas institucionales, entre partido de masas o acción directa, y un largo etcétera. Cada una de estas nociones ha servido en una pugna determinada y en el marco de circunstancias históricas determinadas, las que les confiere sentido, pero su uso como una revelación divina, como una verdad eterna indiferente con la existencia concreta, deriva en un tratamiento metafísico o hipostasiado de ellas. Continuar leyendo

No sincronicidad

por Claudio Aguayo Bórquez

Salvo para una clase media funcionaria que, por razones de reproducción material y corporal—casi de su propia vida—debe servir de barra brava al gobierno de turno, la izquierda permanece en un estado de estupefacción frente al escenario no-sincrónico. Funcionarios y militantes de la izquierda chilena que defienden políticas de Milton Friedman, respaldos cringe a la institución policial, tan solo ayer convertida en anatema, llamados a la paciencia, complicidad con las políticas del Banco Central, austeridad fiscal y denegación de liquidez para las clases populares—el exceso de circulante podría aumentar la temida inflación—guiños con la derecha para reponer la presencia militar en la macrozona sur. Nuestra “magia podrida” (fauler zauber, otro término de Bloch) es la Concertación: una época dorada que se quiere reimponer en un tiempo de desfonde material de aquello que la hacía posible—un disciplinamiento inaudito de la clase trabajadora, grandes cifras, confianza en la flamante democracia después de décadas de dictadura, tutela militar. Continuar leyendo